Fariña
(Artículo publicado el sábado, 3 de marzo, en diarios del grupo EPI PRESS)
Menudo bofetón
ha dado Antena 3 con Fariña, serie
cuyo primer capítulo, y aún sin el montaje definitivo, escaló la noche del
miércoles a los hogares españoles como una red de camellos bien organizada
manejada con zapato de hierro por el narco, de tan sonoro nombre, Sito Miñanco, que en la ficción de la
productora Bambú interpreta un adictivo Javier
Rey. Fariña demuestra algunas
cositas. Demuestra que el primer capítulo te deja con ganas de más, de seguir
la historia de una época de España poco tratada en nuestra ficción, y mira que
hay donde escoger. Demuestra que Bambú, además de historias de amor pensadas
para un público más bien femenino, firma productos de una calidad y de un
interés que no envidia el de productos de factura internacional. ¿Habrá que
comparar Fariña con Narcos, la aclamada serie de Netflix
sobre la historia de Pablo Escobar?
Hagámoslo. El
pulso está tan igualado que sería un justo duelo de titanes. En Fariña se despliega un talento que va
del trepidante guión a la ambientación, de unos actores con acento gallego en
plenitud de forma a una factura con una potencia visual magnética ayudada por
un montaje trepidante para ensalzar una trama sin recovecos superfluos, sin
concesiones al gran público, centrándose en lo importante, en el retrato de una
época en una Galicia que se convirtió en puerto de entrada de la droga
sudamericana que luego se distribuía en el resto de Europa. Fariña, y cuesta escribirlo una vez más
porque empieza a ser cansino, demuestra que nuestra ficción, esta forma de
hacer y entender la ficción, no sólo echa por tierra los prejuicios, fruto de
la ignorancia, sino que se codea en la liga de los grandes. Así que sólo queda
esperar el resto de la historia.
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