Apaches
(Artículo publicado el jueves, 11 de enero, en diarios del grupo EPI PRES)
Me gusta el
nombre, Apaches. Además de la serie
que el lunes estrenó Antena 3 –con buena audiencia- es el nombre de la novela
en la que se basa la historia. Según escucho en Espejo público a Susanna
Griso, que hace promoción de Apaches
con Eloy Azorín, uno de sus
protagonistas, aunque “yo no la he leído aún, todo el mundo lo ha hecho”. Yo
tampoco, Susanna, yo tampoco. Pero sí vi el estreno, y vi que el autor, Miguel Sáez, es el adaptador y uno de
los guionistas de Apaches, que se
contará en una temporada de 12 capítulos. En el primero, con certera presentación de
personajes, ambiente en que viven, y rápida exposición de la historia –el joven
periodista Miguel, Alberto Amman, se
entera de que la ruina de su familia se debe a la estafa de los socios de su
padre, que está dispuesto a vengar, y ahí entra su amigo de la infancia, un
quinqui noblote de barrio que interpreta Azorín-, se consumió sin pestañear, y
eso que en nuestro país, los 70 minutos por entrega no te los quita nadie.
A pesar del
tiempo que Antena 3 la ha tenido guardada, más de cuatro años, Apaches se defiende sola. Arranca con
tensión, se desarrolla con calma, y apunta a un desenlace que promete momentos
de excelencia a un ritmo que intuyo irá creciendo. Directores de talento
testado como Daniel Calparsoro
forman el trío que firma los 12 capítulos. Por cierto, en Apaches vemos a un Paco Tous
en un registro distinto al acostumbrado. Su personaje es turbio, un canalla sin
escrúpulos, un mafioso de barrio que Paco retrata con inquietante verosimilitud.
Y un pero destacado. ¿Todos los capítulos tendrán tan mal sonido como el que
sufrí en algunos momentos del primero? Y no, no estoy teniente.
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