Refrescante y tal
(Artículo publicado el jueves, 6 de julio, en diarios de EPI PRESS)
Ha dicho la gran
Chiqui Fernández –flipé con ella en Mujeres, que emitió La 2 para gozo de
una audiencia perpleja porque cada capítulo, de Felix Sabroso y Dunia Ayaso,
era una celebración, una fanfarria de trompas, cascabeles y trinos de pajarillo
mañanero- que La peluquería, donde
hace de Nati, y que esta vez emite La 1 donde antes emitía Hora punta, tiene un humor muy refrescante y que hay pocas series
así. Lo digo pronto y me lo quito de en medio. TVE ha cambiado una mierda por
otra. Mira, querida, La Peluquería es
una vergüenza más grande que la homofobia brutal, grotesca e ignorante de Miguel Temprano, un periodista de
quinta que sienta sus hemorroides en la salmuera de Sálvame y ha dicho, refiriéndose al World Pride, al Orgullo Mundial
que reivindica mediante la fiesta derechos planetarios para el colectivo LGTBI
y que se celebró en Madrid hace unos días, que “ya se han emborrachado, drogado
y follado”, y que Manuela Carmena no
tiene ni puta idea y que reivindica
su libertad
como cristiano, católico, madrileño y español. Ahí queda eso. Con toda la
libertad del mundo.
Pues bien, La peluquería es otro despropósito. Si
me apuran, Gym Toni hasta tiene su
puntito, de tan lerda. En La pelu hay
mogollón de personajes que sueltan sus paridas en el local, y como en casa no
hay dios que pueda reír, la misma serie mete carcajadas enlatadas, como lo
oyen. Es tanta la caspa, tanto el error, tanta incredulidad que ni el mejor
champú elimina los restos de grasa. ¿Quién puede dar el visto bueno a semejante
torpeza? De nuevo La 1 sigue demostrando que se dirige al precipicio. Qué
error, La peluquería, qué inmenso
error. No es refrescante, querida Chiqui, es urticante.
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