18 de julio
(Artículo publicado el martes, 18 de julio, en diarios de EPI PRESS)
Hace unas
semanas, cansada y cansina, rodeada por una tropa de tragaldabas, y liderada
por un gañán vaso en mano de vino esssspañol, la cocina de Mi casa es la tuya se rindió en Telecinco ante la llegada de nuevos
programas, aunque en Mediaset acaben siendo el mismo, el mismo truño. Pero hoy,
18 de julio, el general braguetero Bertín
Osborne, repantigado en el sofá, con el paquete bien ceñido, alzando de
nuevo el copazo de tinto, ofrece un especial Mi casa es la tuya para denigrar, humillar y chismorrear aún más de
la vida privada de los demás con la connivencia de los mismos demás. Por si no
hubiera bastante con la presencia histérica y mediática de una señora llamada Alba Carrillo, que subió al cielo de la
fama de portal al casarse y separarse de un tenista famoso, fama cutre que la
ha llevado a una isla hondureña donde defeca bajo los cocoteros, ahora es el mismo
Feliciano Ortiz quien se presta al
juego de dar su versión.
Dicen las
crónicas que Feliciano –agárramela la con la mano, apostillan también a mi
nombre- ha estado mudito durante el año que la ex ha largado bajo los focos
como la que arroja bilis bajo los efectos de un empacho de panceta, eso sí,
como decía el todavía presidente de RTVE, “menos mal que estoy bien pagado/pagada”.
El tenista, al estar de nuevo soltero, recurre a su madre para hacer unas
croquetas sin que el gañán que canta rancheras se ponga macho zumbado que nunca
sabe “cómo cojones se encienden estas cosas de la vitrocerámica, ojú, ojú,
chiquillo, qué listas son las mujeres”. No lo veré, para qué voy a engañar a
nadie. Me importa un guisante congelado lo que diga Feliciano –bla, bla, bla,
con la mano- y, mucho menos lo que diga Norberto.
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