Magia sin magia
(Artículo publicado el sábado, 15 de julio, en diarios de EPI PRESS)
Es posible. Es
posible hacer un programa de magia que no tiene magia, ni encanto, ni lo que
esperas de un programa de magia que se llama Pura magia y emite La 1. Detrás está la productora de ese señor
arrogante al que TVE le ha dado un cuartelillo excesivo, don Javier Cárdenas. Obviemos el dato y centrémonos
en lo visto y oído en el estreno el martes, con poca audiencia, señor Cárdenas,
con poca audiencia. Lo de la magia es lo que le faltaba a los aspirantes patrios
con dotes de mago para formar parte del grupo de aspirantes patrios con dotes
para el baile, la música –o como haya que llamar a lo que escuchamos en
programas donde la música es una zorra barata-, los toros –hay o hubo en Canal
Sur un formato que contemplaba la crianza de toreros, como hay conejeras para
que los conejos aprendan a ser conejos y no avestruces, o con dotes para la
política.
TVE ha erigido
una escuela para magos con profesores que moldean a los futuros competidores.
Mal rollo. Están la maga Inés, Miguel Ángel Egea y Luis Pardo. Y el intenso Anthony Blake –no sonríe por si, al
reír, el rollo ese del mentalismo se le viene abajo-. Falta alguien más, y prometo que no es Mario Vaquerizo, aunque podría, porque
sólo un mago de lo estúpido como él podría tener el predicamento que tiene el
fulano. Se trata de Poty, coreógrafo
y tal. Los aspirantes hacen sus trucos de magia ante el jurado, que valora,
decide, y expulsa o premia dejándolos una semana más en la escuela como el
jurado de Mastechef los deja en la
suya. Vengo a decir que la mecánica es conocida. No hay emoción, ni magia. Por
cierto, hay partidos políticos que deberían de estar en Pura magia explicando sus trucos –con la justicia, con el dinero-.
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