Vaya
tela
(Artículo publicado el domingo, 21 de mayo, en diarios de EPI PRESS)
Los de Canal Sur saben lo que
se hacen. Que no decaiga la fiesta. El fin de semana llena su pantalla de aspirantes
a recorrer las ferias andaluzas cantando uno de los tormentos que deberían
estar penados por las leyes de la sensibilidad y por la letrista de Salvador Sobral, el ganador de
Eurovisión. La matraca de las sevillanas es una pesadilla que maneja con un
lenguaje engolado, solemne, salpicado de tópicos que me dan urticaria, María del Monte. La cosa que perpetra la
cadena se llama Yo soy del sur.
Cuando voy a casa de mi madre, que ya sabe la gente que lee esta pieza que está
abonada al canal, como tantas personas mayores de por aquí, me pasmo al ver la
imagen que la tele pública fomenta de los andaluces, devotos, una tierra de
superchería y artistas de pacotilla, señoras con trajes de baile y señores con
ternos de ir a comer “pescaíto” todo el rato, preñando con el semen del centro
del mundo que se cree Sevilla al resto de capitales, una contaminación forzada,
irreal, aburrida, decretada por el centrismo cateto de la tele, que convierte
esa pantalla en una ventana a la que jamás elijo asomarme si depende de mí. No,
no es mi tele. Antes era la copla, ahora son las sevillanas, mañana serán las
sevillanas y la copla, y los toros, que no falten, y todos los días una virgen,
una romería, un santo, un tipo hablando con lágrimas en el ojo por su amor por
el manto de no sé qué imagen, un sindiós. Sin entrar en más detalles de la
programación, pensada para una audiencia muy concreta a la que en verdad parece
conocer y le da lo que quiere, descubro que el canal andaluz emite después de Canal Sur Noticias un subproducto
llamado Vaya tela. Es televisión
basura, impropio de una televisión pública, una guarrería de fondo y de forma.
Presenta el mojón del llamado espacio de crónica social Mar Vega, una señora pasada de tuerca. No sé si se la toma antes o
en el momento de encenderse el piloto rojo, o la tipa es así, de fábrica, pero
su voz de pito, su ordinario desparpajo y su convencimiento de que frescura es
sinónimo de chabacanería, da como resultado una presentación insultante al
servicio de unos contenidos abyectos.
Cariño, no mientas
¿Recuerdan el aire de escasa
educación, de matonismo de barrio, de chulería y gracejo de puticlub de Aquí hay tomate, el mítico túmulo a la
televisión estiércol que erigió Telecinco de la mano de Jorge Javier Vázquez y Carmen
Alcaide? Pues igual. Vaya tela se
emite a la misma hora, en el mismo tono, con el mismo material de derribo, y
hasta los locutores que narran las crónicas sobre el famoso de turno usan ese
deje de exagerada teatralidad, esos requiebros de voz, la misma pretendida
ironía y el mismo aire sardesco que marca, desde el principio, tanto la
presentadora como los corifeos. Qué daño ha hecho el estilo de la productora La
fábrica de la tele –Aquí hay tomate, Sálvame-
a la tele, apostando por un entretenimiento zafio que confunde sarcasmo con mal
gusto y diversión con vulgaridad. No sé qué pensará de estos truños Susana Díaz, que aspira a que la voten
los socialistas para mandar aquí, allí, en medio y al lado. Creo que estará
encantada con Canal Sur. Creo más, creo que dirá lo que dijo en la reunión de
barones socialistas para elegir al secretario general del PSOE después de Rubalcaba. Este chico –o sea, Pedro Sánchez-, no vale, pero nos vale.
Frase genial e idea perversa. Lo cuenta el periodista Jesús Maraña en El intermedio
hablando con Gonzo sobre su libro Al
fondo a la izquierda. Vaya tela. Este chico no vale, pero nos vale. Esta tele
no vale, pero les vale. Lo malo, lo de verdad irónico, lo que de verdad
inquieta y te hace descreer de todo, es que seguro que sigue habiendo barones,
marquesas, cabecitas pensantes, barrigas satisfechas, y cerebros socialistas
que sientan sus culos sebosos sobre sillones mullidos en consejos de
administración de empresas del IBEX que de Susanita piensan igual. No vale,
pero les vale. Por cierto, llámenme loco, pero tengo un pinchazo en el corazón
que me dice que Canal Sur, no sé por qué, está con Susana Díaz en lo de las
primarias de la señora y los otros en contienda socialista. La señora va
sobrada, con el culito apretado, pero sobrada. Nadie que no se sienta la reina
le dice al contendiente en un debate, de primarias o de BUP, “cariño, no mientas”,
como le dijo la presidenta andaluza al señor No es no. Vaya tela.
Un palmo largo
Es justo lo que dije el otro
día viendo un vídeo de la charla entre el Señor Que No Sabe Manejar La Vitrocerámica –a vé, a vé, a vé, ¿esto onde es?, coño,
macho, le decía esta semana a Pablo
Motos en El hormiguero- y Rosa
López, que pasó por la casa del semental Osborne. ¿Qué tiene que tener un hombre para enamorarte?, preguntó Bertín. Cabeza, pero la de arriba…
bueno, y la de abajo también, remata al final la granaína tapándose la boca
como la chiquilla que ha dicho una palabrota. Rosa López dijo que llevaba dos
años sin catar a varón. Se ve que no encontró a ninguno con la cabeza de arriba
y la de abajo bien amuebladas. Enseguida, sin salir del zoo de Telecinco, Alba Carrillo, que seguro que cató las
cabezas de Feliciano Ortiz antes de
enfangarse en los purines de la televisión basura, destaca que uno de los
concursantes de Supervivientes, Juan Miguel, tiene los huevos gigantes.
Literal. La cosa se pone tan intensa, y el debate alcanza los niveles de
interés de las primarias del PSOE, que un tal Alejandro Caracuel y otra del montón isleño indaga en las intimidades del peluquero que, según las crónicas, también
cató Karina. Al barrigón Juan Miguel
se le salen los testículos por el apretado bañador, así que es lógico pensar en
el tamaño del resto del conjunto. ¿Y qué tal tienes la pilila?, inquiere
Alejandro. Grande y gorda también, responde con firme seguridad el dueño del
trabuco. Da más datos. “Me mide un palmo y tres dedos”. Ante semejante
festival, Leticia Sabater, que se
inspira en la realidad, dice que su próximo pepinazo irá dedicado a Juan
Miguel. Ninguno de estos vale, pero me valen. Vaya tela. Vaya tele.
La guinda
Pues vale
Soy Toñi
Moreno y estoy en Telecinco. Así promociona la periodista andaluza su nuevo
programa, Viva la vida -sábado, a la
misma hora que lo hacía ¡Qué tiempo tan
feliz!, lo de la Campos, malita
ahora-. Soy Toñi Moreno y estoy en Telecinco. Pues vale, guapa, tú sabrás por
qué. Música, entrevistas, actualidad, vamos, lo de siempre, pero ella asegura
que “es el magacín más vivo imaginable”. Pues vale.