Jesús Álvarez
(Artículo publicado el martes, 19 de enero, en diarios de EPI PRESS)
Es un misterio
misterioso. Alguien tiene que levantar la mano y reconocer su malicia, su
tropelía, su mala baba, su sentido del humor, lo que sea, pero que dé la cara.
Si hablo de Jesús Álvarez ¿saben
quién? Es de los televisivos que todo el mundo conoce aunque no sea muy
conocido su nombre. De hecho, si recuerdan, Jesús Álvarez, no me pregunten por
qué, llegó a participar en una edición de ¡Mira
quién baila! Pero donde la mayoría podemos situar al periodista es presentando
la sección de deportes del Telediario.
Y ahí se desparrama el dolor como la leche hirviente por la cara. Cuando dicen
su nombre en el sumario para que él dé los titulares, el realizador no tiene
piedad, claro que tampoco la ha tenido antes ningún compañero, ningún amigo del
alma, dios, ni siquiera su mujer. ¿Esa mujer no tiene ojos, o está tan pillado
con su maromo que todo le gusta?
Hagamos la
pregunta que alguien, y muy en serio, tiene que hacerse en TVE. ¿Quién viste a
Jesús Álvarez? Lleva el pantalón al sobaco, tipo Julián Muñoz y su atroz
imagen
de tragaldabas, se ata el calzón con una correa por encima del ombligo, el
traje parece siempre un par de tallas más grandes de lo que necesita, como
heredado de su hermano el grandullón sin tiempo a que la madre le hiciera los
arreglos, por dios, esos hombros caídos, ese bamboleo, ese plano abierto que lo
muestra allí, de pie, con sus papeles en la mano y su desgarbo conmovedor. Y
sobre todo. ¿No hay en el ropero de TVE alguien con ojos? ¿Quién elige las
corbatas de este hombre? ¿Las trae de casa? ¿Se las dan en el último segundo y
se las encasqueta sin rechistar? Esas corbatas bragueteras son
afrentas, anchas como una autopista de seis carriles. Hay que hacer algo. ¿Dónde
hay que firmar?
No he podido conseguir otra imagen en donde Jesús Álvarez, a la izquierda, luzca toda su esplendoroso desastre. |
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