Juanra
Bonet
(Artículo publicado el sábado, 21 de diciembre, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
El jueves, Cuatro emitió el último Lo sabe, no lo sabe, que ha estado en antena como el penúltimo
bastión de algo que relacionamos con la calidad, con el entretenimiento que no avergüenza
en una cadena que lleva tiempo precipitándose a un abismo de locuela y necia
sin sustancia. Es verdad que la hora de emisión, a las nueve y media de la
noche, se ha puesto en un berrido de competición en el que sólo sobreviven los
más fuertes. Y es verdad que ha bajado muchísimo su audiencia, que con mucho
esfuerzo apenas llega al 4%, es decir, unos setecientos mil espectadores frente
a, por ejemplos, los más de dos millones de El
intermedio. Esas cifras duelen en la cartera de resultados de una privada.
Y Paolo Vasile no está dispuesto a
mantener un programa por muy bueno que sea pero ya no es lo que era.
Lo que tampoco entiendo es que los jefes del negocio crean que
quitar Lo sabe, no lo sabe, y poner Natural Frank, ese de animalitos que
presenta esa pesadez que dejó de tener gracia hace quinientas temporadas
llamada Fran Cuesta les reportará
mejores datos. Creo que se estrellará. Se estrelle en audiencia o no, lo de
este señor resulta un muermo. Todo lo contrario del alma de Lo sabe, no lo sabe, Juanra Bonet. No sólo no ha sufrido desgaste
en el tiempo de emisión sino que ha ido ganando soltura logrando algo muy
difícil, hacer que el programa no se conciba sin él. Y por supuesto sin el bien
engrasado equipo. Se nota que se lo pasan bien porque el buen rollo salta a
este lado de la pantalla. Felicidades a todos. Juanra se queda en Mediaset. ¿Y
el equipo? Ojalá. Por ellos, por la cadena, y por la audiencia.
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