domingo, 29 de diciembre de 2013

Maldeojos. Inocentes



Inocentes
(Artículo publicado el sábado, día 28 de diciembre, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)


      No hablo del ya clásico especial dedicado a los inocentes de la tele y la fama que caen como piojos en historias truculentas que uno, desde casa, siempre descubriría pero que los otros, ya sean Mariló Montero, Anne Igartiburu, o Carmen Lomana, o quizá por eso, se tragan como tontas. Inocente, inocente es un buen programa de entretenimiento que va pasando de cadena en cadena –lleva algunas temporadas en La 1- organizada por la Fundación Inocente, que ayuda a los pequeños con carencias físicas o síquicas. Este año, los inocentes de La 1 han vuelto a ser unos pardillos, todos han estado a la altura de lo que de ellos se espera, sentido del humor, saber estar y, una vez descubierto el pastel, dejarse llevar. Pero yo quería hablar de otros inocentes. Quería hablar de los inocentes de Uno de los nuestros, programa de talentos musicales –sí, otro- que también emite La 1. ¿Emite o ha emitido? No es pregunta retórica. Es que no lo sé, y lo digo como lo diría mi prima Mariloli Cospedal, con toda tranquilidad. 

      Sea o haya dejado estos días de ser, ha sido un pestiño presentado por Carlos Latre, que ha puesto su empeño, pero desde el primer día se vio que ese barco se iba a pique. La cosa iba de elegir cantante para la orquesta Uno de los nuestros. Punto. Pero de este fiasco me ha llamado la atención el jurado. ¿Saben que estaba en él el gran bufón Javier Gurruchaga? De la vacuidad tópica de María del Monte se espera cualquier cosa, pero de Gurruchaga echaba uno en falta cierto venenillo, un despendole, un poquito de surrealismo. Y no. Ha pasado con mucha pena y sin nada de gloria. Inocente, inocente. 


Aquí va un enlace por si ni siquiera conocéis el programa.

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