El tamborilero
(Artículo publicado el jueves, 19 de diciembre, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)
Lo de TVE y sus especiales de Navidad es para tomárselo a chiste.
Puede pasar que de tan pasados resulten pesados, pero ingeniosos. Acabamos de
enterarnos de que el lotero Raphael ha
grabado su especial de Nochebuena. Y como novedad hay poca porque lo de ese
especial, lo del Niño de Linares, y lo de TVE va resultando una provocación, se
ha colado como noticia principal que el cantante volverá a las andadas cantando
El tamborilero. ¿Eso es novedad?, dirán los remilgados. Sí, lo es, porque es
una versión desconocida del villancico, dice el director de La 1 a coro con el
artista, dando un pingo. Decir que Raphael, el especial, El tamborilero, la
navidad y el turrón, y la tele son una ñoñería esos días suena a redundancia.
Pero así es. Es un trago, malo, que hay que pasar con determinación de sufrido
espectador.
Lo que sí vale preguntarse es para qué gastar dinero en un
programa idéntico al del año anterior. El mismo director de la tele pública
podrá decir que no, que cambian las voces que acompañan al Gestitos.
Mamandurrias. Raphael, el peor imitador de sí mismo, está incapacitado para el
cambio. Lo único que podría animar el inevitable especial es que, bajo
juramento, y una vez cantado el ropopompón, el Niño de Linares se comprometa a
tararear, pero como lo hizo a las órdenes de Pablo Berger para el Anuncio del Año, el nananananá, nananaaa como
un niño de San Ildefonso moviendo las mandíbulas igual que en el anuncio,
sonriendo igual igual, y moviendo la mano igual, pero en versión total,
extendida. Entonces sí tendría tirón el especial. Si no, bah, otra patochada
más.
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