Baboseo
(Artículo publicado el martes, 31 de julio, en diarios del grupo EPI PRESS)
Es impropio de
un trabajo serio, impropio de un periodista que se tenga
por tal, impropio en una televisión pública. Hablo de la entrevista –o lametón
de culo y pilila, de cuerpo y alma- que le hizo el señor Jenaro Castro a Pablo Casado.
Verán, el tal Jenaro, nombre por el que apostó el PP para ser el jefazo de
RTVE, es el director de Informe Semanal,
y Pablo Casado es Pablo Casado, el líder del Partido Popular. ¿Y? Pues que al
director del mítico programa de reportajes periodísticos, que fue bandera de
calidad y credibilidad, no se le ocurrió otra cosa que entrevistar al
presidente del PP en la sede del partido y hacerla él mismo. Perfecto. Que el
director del programa decida eso quiere decir que el programa considera importante,
muy importante, el cambio gracias a las primarias que ha dejado a un PP
magullado, dividido, y ahora en fase quirúrgica de costura de heridas.
Lo malo, lo
peor, lo insultante, lo impropio, lo inaceptable, viene cuando el espectador asiste a la entrevista,
es testigo del disparate, del desbarre, de la predisposición del que pregunta,
del lenguaje verbal y no verbal, de ese dejar claro que el entrevistado no ha
de temer nada, que está en terreno amigo, que no se indisponga, que no se
soliviante, que no se preocupe, que todo está controlado. Y entonces te da una
especie de arcada, ganas de blasfemar, una evidente sensación de estafa, de
pérdida de tiempo, de que lo que ves y escuchas no es la entrevista que ha de
hacerse en Informe Semanal sino, tal
vez, en la sección marciana de Corazón
para dar rienda suelta a la periodista que la presentadora Anne Igartiburu lleva dentro. “¿Cómo preguntaría el periodista que
no fue Pablo Casado, por lo del máster?”, inquiere Jenaro. Basta. Límpiense las babas.
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