Jon y David
(Artículo publicado el domingo, 12 de agosto, en diarios del grupo EPI PRESS)
En Zapeando se toma vacaciones la gente del
equipo, los que no se ven y los que se ven. Se fue el jefe, Frank Blanco, que fue sustituido por Anna Simón, y sí, manejó el cotarro con
soltura de jefa, con la chispa y la improvisación adecuada. Se ha hecho, como
el resto de colaboradores, con el formato, que pide a la mesa agilidad mental y
parecer que lo que dicen lo dicen sin que nadie se lo escriba, y por supuesto
hacer del repente algo más que una ocurrencia. Zapeando es un engranaje muy bien engrasado que habita a la hora de
la siesta en La Sexta. Hay colaboradores fijos –la mentada Anna, Ana Morgade, Cristina Pedroche, o Quique
Peinado-, y colaboradores ocasionales, pero no diarios –el caso de Llum Barrera o Leo Harlem-. Creo que no debe de ser fácil incorporarse a este tren
tratándose de un tren no sólo en marcha sino con una velocidad de crucero la
mar de veloz.
Pero hay gente
muy atrevida. Es el caso del actor Jon
Plazaola –Allí abajo, la serie de
Antena 3 que va por su cuarta temporada- y David
Amor, el humorista y también actor, aunque de basurillas olvidables como Gym Tony. Un día, hace unas semanas, y
después de haber cebado a la audiencia jugando con el nombre de quién ocuparía
las plazas que se quedaban vacías en verano, apareció Jon, y luego David. Y en
verdad les digo que no hubo arranque renqueante, al contrario, desde el minuto
uno -la tele no perdona-, han dado vida a los guiones con la soltura de los
históricos. Parecen estar ahí desde siempre. Hay bueno rollo con el resto de
colaboradores. Y también con la audiencia. Son guapos, simpáticos, y encajan en
el frenesí de algo tan fresco como Zapeando.
Bienvenidos.
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