lunes, 6 de agosto de 2018

Maldeojos. Asco


Asco
(Artículo publicado el sábado, 4 de agosto, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Seguro que hay otras palabras, otros nombres y adjetivos, pero asco fue la primera que me vino cuando vi la escena porque es lo que sentí viendo al Aznarín Pablo Casado en Algeciras saludando a unos cuantos negros tirados en el suelo, que lo miraban con una mezcla de flipe, recelo y esperanza aunque no tenían ni puta idea de quién era ese tipo rodeado de cámaras y periodistas, luego un pez gordo tendría que ser. Este señor tan mono es el mismo que hace unos días hizo de la llegada de inmigrantes una llamada sin fisuras al odio y al recelo al distinto. Sólo hay que ver en las redes sociales el incendio que semejante irresponsabilidad ha generado. Pablo Casado, con el sudor del africano aún en sus zarpas, se puso muy digno, estadista y mucho estadista, para decir ante los objetivos y micrófonos que lo rodeaban, que con la inmigración, el gobierno del PSOE no puede usar el “buenismo ni el populismo”.

     Rebobinemos. El gran cínico, el nuevo líder de la derecha cerril, acababa de saludar uno a uno, con carita compungida y preguntas de papá preocupado, a los negratas que habían llegado la noche antes a España jugándose la vida, sabiendo que la escena era grabada y luego emitida por decenas de televisiones para aplacar las críticas que otros partidos políticos le habían hecho, comparándolo con la extrema derecha de la peor Europa, cuando dijo que España no podría dar cobijo a “millones de africanos”. El político del PP dio la vuelta en todos los informativos y su besamanos fue, y es, debate en las tertulias. Era un mensaje a sus fieles. Al fin, limpiándose los restos de olorcillo africano tras los saludos, el líder habló de populismo en los otros. Qué asco.



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