De cirrosis
(Artículo publicado el martes, 7 de febrero, en diarios de EPI PRESS)
Ni la presión ni
el estrés. La cirrosis que padecía fue la responsable de la muerte de Rita Barberá el 23 de noviembre del pasado
año en un hotel madrileño, sola, después de una cena rara, un trozo de tortilla
y un whisky. Así lo contó La Sexta en sus informativos del domingo. El problema
en el hígado era tan importante y devastador que provocó en la senadora del PP
“un fallo multiorgánico”. Es curioso saber esto porque en aquellos días, justo
después de la muerte de la política valenciana, y cuando no había nada que
perder, hubo declaraciones airadas de destacados miembros del Partido Popular
que, sin más, y como había que quitarse al muerto de encima –del partido- y
culpar a un alguien etéreo pero que nunca falla, se culpó a la prensa –que la
presionó hasta estresarla de una forma tan inhumana que… bla, bla, bla-. El
gran cínico Rafael Hernando, frío e
indecente, el portavoz del PP en el Congreso, habló de un linchamiento
mediático que era muy difícil de soportar. Blanco y en botella.
A ese coro de
expertos en muertes por linchamiento mediático se
sumó Celia Villalobos y Jesús Posada, también del PP. ¿Sólo
ellos? Ni mucho menos. En el Informe
Semanal de la televisión pública, que dirige y presenta Jenaro Castro, que ha llevado al
clásico de los reportajes a un descrédito descomunal, también se defendió la
teoría de la presión y el estrés culpando a la prensa de la fatalidad que se
llevó a Barberá, imputada por blanqueo en la financiación del PP valenciano que
presidía. De esto aún no han dicho nada, no han pedido perdón, no ha salido
Hernando a reconocer su error, y estoy seguro de que el equipo que firmó aquel
deleznable Informe Semanal no elaborará
otro con los nuevos datos extraídos de la autopsia. Rita murió porque su hígado
era papilla.
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