El niño cazador
(Artículo publicado el jueves, 15 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)
Hay días, creo
que con la veda abierta, o como se llame en el argot de los cazadores, en que
me encuentro en la ruta que hago entre tierras de labor, cerros de olivos, y
chopos a la vera de las acequias y del río, a hombres con sus perros, sus
escopetas y su zurrón a la cintura por el que asoma la cabeza inerte de algún
conejo. La escena se completa, otros días, con un niño, un niño de no más de 12
años, entre los adultos, entre disparos, entre ladridos, pólvora, y conejos o
aves muertas. Jamás se me ocurriría decirle nada a esos, también a veces,
torvos adultos, por la presencia, sin duda inadecuada, de esas criaturas tan
chicas en esas labores tan, para mí, poco ejemplares. Viene esta historia a
cuento de la portada que la revista Jara y sedal, en su número de este mes, ha
publicado. En ella se ve a un crío con una escopeta en la mano, un trajecito de
camuflaje, y en sus manos una perdiz muerta. El futuro de la caza, es el
titular de portada.
A los cazadores
que me encuentro por el campo, en mis caminatas diarias, no les digo nada. Qué
coño te importa que mi hijo nos acompañe en la cacería, me podrían decir. Y
quizá lleven razón, qué coño me importa. Pero resulta que la revista Jara y
sedal lleva el mismo nombre que el programa que emite La 2, que dirige Álvaro Benavent, y que se llama Jara y sedal, y de hecho, en la portada
de la revista aparece el logotipo de RTVE. Y entonces sí, aquí sí puede uno dar
su opinión, y decir, como digo, que no me gusta ver lo que veo, que no está
bien poner de reclamo a un nene, por mucho futuro que sea de la caza y la
pesca, y fotografiarlo en la portada con un arma y un animal abatido y con el
apoyo de la corporación pública RTVE. No, no me gusta.
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