Caquitas
(Artículo publicado el sábado, 22 de octubre, en dairios de EPI PRESS)
El titular no se
refiere a la plasta que, defeque o no, aparenta un energúmeno como el aspirante
a casi gobernar el mundo desde el Gobierno de EEUU, y eso que Trump, que llamó asquerosa a Hillary Clinton en el último debate de
campaña, se merece eso y un poco más. Tampoco hablo de caquitas como lo que
hacen en Hora punta, el programa de Javier
Cárdenas, el de dicción ininteligible, por mucho que esa media hora de tele
pública se esfuerce cada día en ponerse ese collar. Hablo de caquitas caquitas.
O sea, de mierdecillas de verdad, aunque sean de bebé. Me explico. La otra
noche El hormiguero invitó a Rosa López y a Ester Arroyo, ambas concursantes de Tu cara me suena, en la misma cadena. Ya saben que el ritmo del
programa va de una cosa a otra, de un truco a truco, de un invento a otro, de
un número de circo a otro. Sin parar. Sin cesar.
Cuando Pablo Motos anunció la sección de Marron dijo que asistiríamos a la
maravilla de ver cómo unas madres adivinaban que la caca que les pusieron a
oler era la de su crío y no la de otro. Tapadas las braguitas de bebé cagadas
con campanas de cristal, como se tapa un queso para mantener el olor, las mamás
iban destapando la cosa, acercándose al pañal cagado, y diciendo si era mierda
de su crío o no. Contado así es asqueroso. Pero les garantizo, tal como dijo
Rosa, creo que fue ella, que era muy tierno y emocionante. A mí también me lo
pareció. Allí vimos a unas hembras reconociendo a sus cachorros, esa parte
animal que aún conservamos y que en las mujeres que han parido parece que se
agudiza hasta esos límites que ponen los pelos de punta. Y otra cosa, detrás
hay unos guionistas sin descanso. ¿A quién se le ocurriría la idea de oler mierda
de bebé?
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