Un preñado
(Artículo publicado el jueves, 5 de mayo, en diarios de EPI PRESS)
Como no tuvimos
bastante con 21 días, ahora Cuatro,
en su afán de desprestigiar el casi nulo prestigio que le queda al periodismo
en esa casa, tirado con más ahínco a la basura cada vez que la cadena emite un
nuevo programa que llama de investigación, de reportajes, de crónicas, o como
puñetas enmascare al periodismo para convertirlo en una payasada, ahora,
Cuatro, como digo, nos endilga 9 meses
con Samanta. Vamos, un preñado. El suyo. El de Samanta Villar, estrella del sensacionalismo, del morbo, del ego
elevado a categoría noticiable donde cualquier excusa es buena para poner caras
y contar memeces a tu cámara personal, que no falte. La señora cuenta su preñez
desde el minuto en que la inseminan, y resume sus vivencias en entregas.
Veremos cómo crece su pancita hasta soltar a sus dos criaturas –anoche, el
estreno-.
Para que
entendamos la envergadura de su programa, el nivel científico del experimento y
la calidad de sus reflexiones, todo un tratado de la mujer preñada, de sus
emociones y dudas, de sus angustias y miedos, Samanta Villar corrió el otro día
a contárselo a María Teresa Campos,
dejándose entrevistar por la propia jefa de planta y por reconocidas eminencias
como Terelu Campos y Carlos Ferrando, acreditado zascandil,
exagerado e histriónico, que siempre me recuerda a Víctor Sandoval, ese andobas del periodismo cutre, rancio,
amoratado y gritón que ahora se gana la vida en taparrabos rebozando sus ijadas
en la isla de los Supervivientes de
Telecinco. Lo de Samanta Villar es, usando el estrambótico lenguaje de Rajoy, cosa notable. La cosa de estos 9 meses con Samanta, su mayor interés,
es ver si en la última entrega enseña de una vez el conejo. Qué señora.
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