Pezqueñines
(Artículo publicado el jueves, 29 de octubre, en periódicos de EPI PRESS)
Es todo un
clásico. Supongo que lo recordarán. Es cuando en la tele nos hacían una
afirmación que cuajó en la sociedad. Pezqueñines ¡No, gracias!, respondía una
voz tratando de proteger a los pescados que no debían de comerse pequeños, tipo
chanquete, porque jamás comeríamos boquerones. Era una campaña para evitar la
pesca y luego consumo de frutos del mar que no tuviera su tamaño adecuado. De
esto hace más de 20 años, pero aún se recuerda. La campaña que estos días ha
presentado Greenpeace con un acierto indudable no habla de peces sino de
humanos. Que el niño que fuiste no se avergüence del adulto que eres, dijo en
El principito Antoine De Saint-Exupery
–visité su museo en Tarfaya, uno de esos lugares remotos en los que jamás
puedes imaginar que exista un museo, ni de Exupery ni de nadie-. La frase es el
lema de la campaña.
Cinco niños de
nueve años clonados como los cinco políticos con posibilidades de gobernar este
país dentro de unos meses simulan ser Mariano
Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Alberto
Garzón. Da yuyu. Son iguales, coño. Es una mezcla de repelús y ternura
porque viendo al Rajoy niño –esa carita, esa barbilla rala, esos ojos aún sin
espasmos al mentir, esa expresión de pezqueñín tristón- uno piensa que aquel
niño no tiene culpa de nada. Los programas, y la mayoría de informativos, han
pasado imágenes de esos críos y del cómo se hizo. Es como si se prepararan para una emisión especial de Tu cara me suena y se hubieran puesto en
manos de excelentes estilistas y maquilladores. Visto lo visto, y sabiendo el
mensaje –que los políticos no se olviden de proteger el medio ambiente- hay que
decir, ¿Pezqueñines? Sí, gracias.
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A mí me da un poco de telele. Es una mezcla de repelús y ternura... Son iguales, coño... |
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