Victoria
Abril
(Artículo publicado el sábado, 24 de mayo, en diarios de EPI PRESS)
Hacía muchísimo tiempo que no veíamos a Victoria Abril por aquí. Por España y por la tele. Hacía más que no
la veíamos en una serie. Ahora la vemos en otra de las series sorpresa de la
temporada, Sin identidad, que emite
Antena 3 los martes. Sin identidad
vuelve al asunto de los niños robados, canjeados, eliminados, o convertidos en
objeto de deseo de pudientes en una España no tan lejana que nos pone las
vergüenzas de punta. La historia cuenta la necesidad de María, Megan Montaner, por saber su origen, el
de verdad, no el urdido por sus padres adoptivos, que la criaron en cuna de
seda y algodón. La serie tiene más enjundia que todo eso, y se irá desvelando
poco a poco. Por lo pronto ya sabemos que la madre de la protagonista es
Fernanda, es decir, Victoria Abril.
He dicho que la serie tiene más enjundia que ser una más de niños
robados, pero no sé por qué lo digo. El primer capítulo fue un gran capítulo,
pero el segundo descendió a la categoría de atolondrada serie de niños robados.
Algo falla ahí. Pero me centro en esta grata incorporación, en Victoria Abril.
Es tan buena, que a pesar de tener que defender un personaje al que retratan
con todos los tópicos de la mujer perdida en drogas, puterío y alcohol, lo saca
adelante con cierta credibilidad. Sus ojos siguen iluminándose cuando se
emocionan, y cuando habla es creíble lo que dice a pesar de obligarla a hablar
en un andaluz que suena raro si es de Jaén, aunque mejor que el que habla Verónica Sánchez, que lo hace bien,
pero mi arma, el andaluz es más complejo que hablar como en Triana. Habrá que
ver cómo evoluciona la serie, pero ojo, que se puede desinflar.
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