Directores
de reparto
(Artículo publicado el domingo, 18 de mayo, en diarios de EPI PRESS)
Todo el mundo
oye hablar de esta gente, del director de reparto, conocido hoy como director
de casting, como si en español no quedara bien explicado, pero casi nadie los
conoce. Los conoce la gente de la profesión, y poco más. Sin embargo, como
vamos sabiendo en nuestra rudimentaria cultura visual, el director de reparto
es una pieza no importante sino fundamental para el éxito o el fracaso de un
producto. Paréntesis. Que no me quedo con la nuez del término reparto o casting
dándole vueltas, que quiero de nuevo volver a escribirlo, que ya está bien, que
qué es eso echar mano de palabras en otro idioma cuando el nuestro tiene el
suyo equivalente, a qué viene esa majadería de presentarte como commnunity
manager y gilipolleces de ese calibre. Cierro paréntesis. Con el desahogo
aliviado, vuelvo al director de reparto. En nuestro país, desde que las
privadas irrumpieron para quedarse, renovando la obsoleta oferta televisiva,
hablar de Luis San Narciso, es
hablar de uno de los dioses del Olimpo que crea dioses a medida porque a este
menda le da un guión Pedro Almodóvar
o Alejandro Amenábar y a los pocos
minutos, en las pruebas de selección, huele, detecta, y rastrea como un sabueso
qué actor o actriz será tal o cual personaje. Y ya no hay vuelta atrás. Sin el
olfato de este hombre, que vio en la Carmen
Machi principianta a la gran actriz que hoy conocemos, tal vez no nos
hubiera dado momentos de gloria en 7
vidas, de Globomedia, una de las series que marcó un antes y un después
porque dignificó la ficción en nuestro país. No olvidemos que en 7 vidas se juntaba un sistema solar en
el que gravitaban Amparo Baró, Javier Cámara, Blanca Portillo, y la propia Machi, un artefacto prodigioso que
funciona como cómica y como trágica.
Buen olfato
Gracias a Luis
San Narciso, que no sólo busca jóvenes talentos sino que tiene memoria para
rescatar a los grandes actores de teatro y verlos en personajes de series para
la tele, el gran público recuperó a Juan
Diego –Los hombres de Paco-, Lola Herrera –Un paso adelante-, abordaje que se ha mantenido hasta ahora mismo,
y por eso no es raro hoy encontrarte en una serie popular a Pilar Bardem –Amar en tiempos revueltos-, Concha
Velasco –Gran Hotel-, José Sacristán –Velvet-, Lluis Homar –Imperium-, o Ángela Molina –Gran Reserva-,
estas cuatro últimas, series producidas por Bambú para Antena 3. ¿Quién es la
responsable en esa productora de elegir qué actores para qué personajes? Una
señora que también tiene un olfato muy agudo para que una serie triunfe o no, Sara Bilbatúa. Sus repartos son
impecables, una mezcla, marca Bambú, de actores consagrados –véase la presencia
en Velvet de Aitana Sánchez Gijón, lo que demuestra una extraordinaria
imaginación, un talento especial para ser una buena directora de reparto- con
jóvenes promesas, algunas encarriladas, como Miguel Ángel Silvestre o Lucía
Echevarría, los dos faros protagonistas, las dos atalayas que se ven en la
lejanía, el reclamo, el cebo, la flauta del prestidigitador, un apartado aparte
que a veces no tiene que ver con la calidad sino con otros factores. Pero a mí
me gusta fijarme en el segundo escalón. Y, siguiendo con Velvet, es magnífico. Véase Adrián
Lastra, Cecilia Freire, Marta Hazas, Manuela Vellés, Asier
Etxeandía, e incluso el potente Maxi
Iglesias, que maneja con contenida sabiduría a su personaje, un joven con
maneras de galán clásico. Todo ese mundo de posibilidades puede venirse abajo
si la elección de actores no es la correcta.
Las ministras de Zapatero
Pero la tele no
es sólo series. La tele es series, y todo lo demás. Pues en todo lo demás
también hay selección, pruebas a ver quién sí pasa o no pasa en función de lo
que se ande buscando. En televisión, tal como hemos dicho aquí mil veces, y
todo el mundo sabe, nada es casual, casi nada se deja al azar, todo está
medido, controlado, elegido. Es decir, los tipos que vemos en el mundo friqui
de los programas de Cuatro en los que suele aparecer Luján Argüelles, son elegidos para que den el perfil del tontito,
el guaperas, el tímido, el gordo, el flaco, el
romántico, o el chiflado, y ya tenemos un buen cacho de la tarta de un Príncipe para Laura. En la primera
edición en Cuatro de ¿Quién quiere
casarse con mi hijo? la selección más rigurosa se hizo con los chicos,
hasta que en las siguientes los responsables del invento se dieron cuenta de
que tenían otra mina de oro en las madres, y ahí fue cuando los directores de
reparto empezaron a fijarse no sólo en los churumbeles sino en sus locas,
altivas, vulgares, elitistas, simpáticas, o fisgonas mamis, hasta tal punto que
a este lagarto le salió otra cabeza llamada ¿Quién
quiere casarse con mi madre? Uno de los repartos más evidentes lo vemos en Gran Hermano. Los concursantes de esa
cochambre audiovisual son elegidos siguiendo un estricto patrón marcado por la
cadena, el director, la productora, el espíritu santo en comandita, o la Merche, da igual, pero nada escapa a
esos criterios. ¿Creen que algo tan ajeno a los concursos mentados como MasterChef no tiene unas directrices
previas de selección? Pues claro que las tiene. Y también se repite el mismo
esquema. Es decir, si un tipo de personajes dio juego –en las series ocurre lo
mismo- en la siguiente edición se reproduce casi al milímetro, de forma que el
joven Fabián, el bizcochito
mallorquín de la primera edición, es en la segunda Mateo, el jovencito de Huesca, la Maribel de las alcachofas, la de
más edad, es en esta segunda entrega Churra,
de 71 años. Vamos, que Celia, la
vegana, con su dramática relación con los animales, no está ahí por casualidad.
Saldrá cuando tenga que salir, pero fue elegida por su perfil. Pero si el otro
día hasta decían en una tertulia que Zapatero
quería que le buscaran a sus ministras donde fuera, pero que dieran bien en
pantalla. Me lo creo. Igual que creo que Rajoy
es un fracaso como director de reparto… O no.
La guinda
Joaquín Reyes
Ahora
sí, ahora ha encontrado el hueco que parecía faltarle a Joaquín Reyes, que en El
Intermedio parecía no encajar, como si su colaboración no tuviera mucho
sentido. Pero eso cambió. Cambió desde que el humorista manchego creó su
desternillante Herman Tertsch, al
que se sumó el impagable Paco Marhuenda.
Al dúo se ha sumado esta semana “laperiodistaderaza” Ana Pastor. Busquen la web del programa. Gran trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario