Todos
somos malos
(Artículo publicado el domingo, 3 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)
El titular se
podría, se puede aplicar a cualquier grupo, incluidos los de Whatsapp, ya sea el
grupo de los políticos donde sabemos que detrás de una sonrisa de bebé puede
haber un muñeco diabólico con aspecto y barbita de Gabriel Rufián a mosquitas muertas que parecen flotar en el aire
pero cuando hablan disparan con balas de cemento y organizan fuegos
monumentales como Pablo Casado,
vocero del PP aunque no llega al éxtasis mediático que alcanzaba el mítico
extremeño Carlos Floriano, que el
AVE que no llega a Cáceres lo mantenga entretenido donde quiera que esté
cobrando la sopa boba, que estos pamplinosos son más listos que el hambre. Ya
sea cosa de políticos, decía, ya sea cosa de criaturas del señor que viven en
la pantalla para alegrarnos la vida o para acercarnos a tormentos que nos
hablan de un más allá infernal. ¿Recuerdan que les contaba que hace unos días
se vio en la pantalla a una hundida Lidia
Lozano porque los canallas guionistas de Sálvame, llamados La Cúpula con esa mezcla de solemnidad y
patetismo cutre que se gastan en ese negocio, la iban a echar a la calle? Pues
ahora van y dicen que el público, al que tanto humillan y se deja humillar, la
ha elegido para que sea, junto a cuatro más de la parva, la que dará las
campanadas en Telecinco. Soberbio. De nuevo, rendido quedo ante perversión tan
lela y necia. Todos somos malos, decía. A TVE, que no se queda manca, no sólo
hay que aplicarle el cuento sino que es la maldad en estado puro desde que
llegó al poder José Antonio Sánchez,
el defensor del Partido Popular en la radio y tele públicas como capo de la
Corporación. Pero hay malos, malas, y excepciones entre ellos. Hay malos que
son muy buenos. Si usted tiene edad para recordar a Jane Wyman, la maravillosa Angela Channing de Falcon Crest, que nos brindó 9 años largos de televisión en ascuas,
sabe de qué hablo. Era odiosa como su casta, pero buenísima como producto de
entretenimiento. Y aquí hablamos de eso.
Angelical
y venenoso
Esta semana se
ha estrenado en La 1 Traición. En la
presentación de la serie hace unos días lo decía su protagonista, Ana Belén, recuperada para la
televisión desde un olvido injusto. La produce Bambú, y Ramón Campos, productor ejecutivo, habla de la serie como thriller
y comedia, incluso como una ficción que se ríe de la tragedia ajena. Un poco lo
que hace Telecinco en sus programas basura, aunque esa es pata de otro banco
ahora. En Traición, la pasión se lleva al límite del drama, y como sabemos, los peores
dramas tienen lugar en la familia. Con una cena tipo oh, qué bonita es la
navidad, la familia se reúne en torno a una mesa con manteles y cubertería de
lujo que anuncia el principio de la catástrofe. El padre, el actor Helio Pedregal, anuncia que no firma la
fusión de su negocio de despachos porque se va a morir, y mirando a su prole y
a los allegados, nueras, novios, o nietos, dice que se da cuenta de que han
fabricado a unos hijos sin escrúpulos. Luego, a una de sus hijas, una adusta y
gélida Ana Belén le dice que las ratas son las primeras que abandonan el barco.
Ambición, amores de otro tiempo y un hijo de ese amor, celos, la apariencia por
encima de todo, y la maldad como motor de la vida conforman una trama que te
sabe a poco cuando el capítulo llega a su final. Qué buenos son los malos en la
pantalla. Traición sustituye a otros
malos en La 1, al jurado mefistofélico, satánico, maligno, angelical y venenoso
de Masterchef,
que se toma un descanso, corto, para limpiar a fondo las cocinas y preparar la
llegada de otra timba donde ya nos hemos acostumbrado a que intercambien el rol
y Jordi Cruz, que nació ángel –le
dieron el otro día su tercera estrella Michelín- se ha escorado a demonio y
tomó el espíritu del mal de Pepe
Rodríguez, aquel mala hostia de libro que asustaba a las monjitas en sus
fogones.
Muñeca
diabólica
¿Por qué los
malos en la ficción gustan tanto? Quizá porque en la vida real son odiosos y
detestables. A mí me fascina el personaje de Lena Headey en Juego de
tronos, la insuperable Cersei Lannister, mala como un dolor, repulsiva como
una serpiente, pero adorable en su trono de veneno, eso sí, allí, lejos, en la
pantalla. En nuestra ficción, doméstica y cercana, la gran mala de El secreto de Puente Viejo, doña
Francisca, María Bouzas, se ha
casado al fin con el alma noble que siempre la quiso, Raimundo, Ramón Ibarra. ¿Suena a final? Ni mucho
menos. Antena 3 apuesta por ella porque “es la serie más vista de España” –más
de seis años ya- siendo su objetivo convertirla en la “serie más longeva”, con
permiso de Cuéntame. ¿Y por qué hay
malos que son tan malos en lo suyo que no gustan nada? No voy a ponerme a
reflexionar tipo El pensador de Rodin
poniendo el puño así, sujetándome la barbilla, para decirlo, y lo dijo
enseguida, el malo de solemnidad, añejo y machista, decadente y trasnochado José Luis Moreno se ha quedado sin
tarta navideña este año. Ninguna televisión ha contratado sus servicios. Ni
siquiera TVE lo ha llamado para que haga su ñoño especial de Nochevieja. Hablando
de malas no debo terminar la pieza sin hablar de Viva la vida, de Toñi Moreno,
que me tiene pillado. ¿Vieron la entrevista que le hizo en la pasada emisión a
la que se dio por muerta hace unos días, Mari
Carmen, la de los muñecos? Joder, qué miedo. La cita era para demostrar que
la señá Maricarmen estaba viva, y sí, lo está, pero ha salido del ataúd con un
punto de malafollá que trepa. Mi prima Toñi y su sonrisa de a mí no me toques
el coño, se salía del asiento porque no había manera de que la otra contara
pormenores de su no muerte, y la otra no contestaba porque Doña Rogelia se
metía en medio. Conclusión. A Maricarmen ya no le hacen falta sus muñecos. Su
imagen actual es tan diabólica que da canguelo. A ver si le pasa como al
personaje, también malo de esconder, de Carlos
Bardem en Traición, que tiene una
cara B como el PP, donde ¿todos? son malos.
Accidentado
El estreno el
martes en Telecinco de El accidente,
con Inma Cuesta –estupenda en su
papel- y Quim Gutiérrez –apenas unos
minutos en la primera entrega- se saldó con un resultado accidentado –duración
estratosférica, lío en el guión, lenta exposición- que al final subió el tono
con un giro en la trama con cuernos, narcos, o dramas familiares. Atención a Alain Hernández. Dará mucho juego.
Que bueno eres Cipriano Torres !!! Un gusto leer tus artículos !!! Ángela Channing !!! La has revivido para mi .... aunque yo me traía a casa a Chu-lin .... ese mayordomo perfecto ....😉😘😘😘
ResponderEliminar