Sueldazo
(Artículo publicado el martes, 5 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)
Si ayer vieron
la tele por la mañana se darían cuenta de que la pantalla, las pantallas, era
la misma pantalla. Todas en comandita emitían el mismo programa. Ya saben, la
salida o no del trullo de los políticos catalanes, con Oriol Junqueras a la cabeza, que es de los que el juez ha decidido
dejar en la cárcel de Estremera. La mañana hervía en conexiones y tertulianos
que se atropellaban para explicar el mundo, cada cadena enviaba a la sede del
Tribunal Supremo a sus reporteros, y las mismas cadenas buscaban en los predios
de la alta política, cada vez más de mesa camilla, las primeras reacciones. La
1 se retiró al momento de la matraca, y por eso María Casado, mientras Antena 3, Cuatro, La Sexta y el vigilante Antonio García Ferreras seguían sacando
pringue de la decisión judicial, se echaba en brazos de la crónica de sucesos
más amarilla.
Hubo crónicas en
Espejo público de cómo vive Junqueras
en prisión –parece que se ha quedado más escurrido, parece que hace ejercicio,
juega al ajedrez, contesta cartas, y viste que no parece un político-, y otras
en las que Susanna Griso habló con
un chico extremeño que ha sido vecino de Carles
Puigdemont en un apartamento en Lovaina, en Bélgica, crónicas que contaron
la vida alegre del huido con cenas y veladas de ópera para, digo yo, serenar
alimentado el espíritu. El hotel, unos 60 euros diarios. La ópera, sobre 90.
Dicen que quien le paga la vidorra de “exiliado” de lujo está hasta el codo de
firmar cheques, y que el grifo se está cortando. En paralelo me entero de lo
que gana Kiko Hernández, eminente
celebridad de Sálvame. Redondeo,
300.000 euros al año. Este sí que sabe. Los tertulianos políticos son unos
pringaos.
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