Nuevo
director
(Artículo publicado el jueves, 3 de julio, en diarios de EPI PRESS)
Se llama José Ramón Díez, es el nuevo director
de TVE, y viene a ocupar el cargo de Ignacio
Corrales, que salió pitando de su sillón al ver que, o por propia
incapacidad o por no quemar la casa con algunos dentro, dimitió. No recuerdo a José Ramón Diez, aunque ya fue director
de TVE en la etapa del tenebroso Aznar.
En su favor, que sólo estuvo un año. En realidad, el artículo de hoy no tendría
que estar dedicado al que llega –es bien visto por los sindicatos porque parece
apostar por la producción propia, pero ha dicho, supongo que para no crearse
enemigos desde el minuto uno, que los informativos que dirige Julio Somoano son estupendos y, en fin,
que sí, que es de los populares, pero no muy exaltado, así que cuanto más sé
del señor más nervioso me voy poniendo-, sino al que se va. Y al por qué se
va.
Ignacio Corrales
no se va porque de golpe ha tenido la revelación de su desatinada gestión al
frente de la casa, tocada, hundida, desprestigiada e irrelevante en el panorama
televisivo patrio. Un sindiós para una televisión que no sólo es pública sino
que tendría que ser el referente de las televisiones nacionales. No sólo no es
así sino que con don Ignacio Corrales TVE, sobre todo La 1, inició una deriva
dolorosa de descaro, desprecio y manipulación como no veíamos en años. Y si en
informativos ese descrédito se va acentuando día a día, con unos telediarios
superados por las televisiones privadas, en el concepto de televisión pública,
es decir, en el resto de programas, la cosa es de espanto y vergüenza. Véase el
miserable Entre todos, el reumático La mañana de La 1, o el insultante El pueblo más divertido. Don Ramón,
suerte. Y olvídese de Ánsar.
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