Estampida
(Artículo publicado el martes, 4 de noviembre, en diarios de EPI)
Pensaba que
había un incendio en el interior del Congreso el 31 de octubre porque vi a sus
señorías abandonar sus escaños casi al mismo tiempo, y en desbandada. La voz
del presidente del club, Jesús Posada,
sonaba cansina, agotada, sin energía, soltando unas frases apenas inteligibles,
como el que contempla los últimos chispazos seminales de un miembro exhausto.
Había que votar si había que debatir sobre una tontería, un por culo como las
pensiones, que si más años de cotización, que si menos dinero, que si cobrar a
más edad, total, chuminadas. Unos votaron sí, otros no, todos corrieron en un
acuerdo casi unánime. Empezaba el puente, el gran puente de los difuntos. Sus
señorías, como sabemos, ni esperaron el resultado de la votación. Los miembros
de ese club huyeron sin que el caporal de la tribuna levantara la sesión.
En Youtube ya se
puede ver la escena poniendo en el buscador “La carrera de las ratas”. Cuando
salieron despavoridos a los pasillos algunos se tragaron la prisa y se
sosegaron un poco porque vieron cámaras encendidas. Joder, La Sexta. La hemos
liado, supongo que pensarían. Pero no mucho rato. Había señorías, de todos los
colores del club, que por adelantar a los más tranquilones les daban codazos,
coño, que aquí no se viene a pasear. Ha sido tanto el revuelo que Joan Coscubiela, de IU, ha respondido
en Twitter diciendo que, como cualquier otro, tiene derecho a irse a su casa
después del trabajo como le venga en gana, corriendo, a gatas, en avión, a la
pata coja, y abandonar el curro a lo Barcenas
el último. No lo ha dicho así, pero qué más da. Prefiero inventar algunas cosas
y desahogarme que llamar a esta casta por su nombre.
No me pude resistir. Se habló mucho hace unos días, pero la imagen es tan potente, el simbolismo tan hiriente, y la sensación de ignominia tan -casi- unánime que aquí sus señorías en estampida... |
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