La
carta
(Artículo pubklicado el jueves, 7 de noviembre, en diarios de EPI)
Hoy tal vez
debería uno, como crítico responsable y atento a la programación, hablar de lo
estrenado el martes en La 1, Generación Rock.
¿Ni idea? Sí, queridos lectores, es ese al que llega Melendi –como lo oyen- y se pone a formar a abuelos roqueros para
dar un concierto. Para este programa habrá tiempo. Estarán tres meses. Pero la
indignación que de nuevo, sin salir de La 1, me provocó, otra vez, Mariló Montero, es de urgencia. Fue
Telecinco, en Abre los ojos, programa
sabatino que presenta Emma García,
quien ardió en gozos de exclusiva con la carta enviada desde la cárcel por Rosario Porto, acusada del crimen de Asunta, su hija. Esa carta no se quedó
en ese programa sino que saltó al resto de medios, serios, no serios, creíbles,
y desprestigiados. Unos dieron cuenta de ella sin más. Otros se volvieron
locos. TVE se volvió loca.
Que la
televisión pública dedique más de una hora a esa carta y ponga su mesa de
colaboradores al servicio del sensacionalismo más ruin, que hable con
grafólogos, sicólogos, forenses, criminalistas, y la Vieja´l Visillo, es una
falta de respeto a la audiencia de la cadena que debería ser ejemplo, pero
nunca perrilla faldera del morbo, que sólo busca la audiencia fácil. La
presentadora desgranaba con la experta la personalidad de la madre según la t,
la p, la r, en fin, un disparate. Fernando
Ónega, incómodo con el pastel del día, echó mano de su retranca. Ya
quisiera Cervantes que algunos de
sus escritos se analizaran como esta carta, dijo. Bochornoso. Por cierto, sin
palabras ante el cierre de RTVV. ¿Pagarán los de siempre? Qué cosas se me
ocurren.
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