Lo sabía
(Artículo publicado el jueves, 16 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
Lo sabía. Era
cuestión de días, era cuestión de entregas. Ha sido a la segunda. No puede
resistirlo. Hablo de Samanta Villar.
Lleva muchos años haciendo el mismo programa. Se llame como se llame. Empezó a
dar la cara, y a darnos la tabarra, con 21
días, pero como ahí no aparecía su nombre, y eso no lo soporta ella, en las
siguientes copias, 21 días se llamó Conexión Samanta o, ahora, Samanta y… Lo sabía. Era cuestión de
días, era cuestión de entregas. Ha sido a la segunda. No ha podido esperar más,
y la segunda entrega de Samanta y… ha
estado dedicada, como no podía ser de otra manera, al sexo. No sé si le queda
rincón que abordar del “tema”. Seguro que sí, ella es “asín”, lleva el
periodismo en las venas, en su mirada, en su talante, y si hay que seguir
investigando sobre sexo, se investiga. Pone su cuerpo y su coco al servicio de
la causa.
En Samanta y… el sexo, la señora se dejó
manosear por otra señora que se ofrece a acariciar a quien no puede hacerlo, y si
llega el caso le masturba porque ella es una “asistente sexual” que sabe
separar muy bien el placer del trabajo. La sabuesa Samanta dio con un chico que
necesita ayuda para todo –se tiró a una piscina con poca agua, y se le jodió la
columna-, que contó que solicita asistentes sexuales para sus cosas más
íntimas. También habló con Jorge Javier
Vázquez, que contó detalles que a nadie le interesan. Visitó a una pareja
de chicos que viven en Berlín y practican un sexo de puertas abiertas en su
casa. Y también un prostíbulo de muñecas en Barna. Joder, tía, echar un polvo
con las putas muñecas te sale a 100 euros. ¿Han terminado ya los temas del
sexo? Qué va. Samanta es insaciable. Y Cuatro muy exigente con la basura.
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