Vaya tela
(Artículo publicado el martes, 14 de noviembre, en diarios de EPI PRES)
La muerte del
enorme Chiquito de la Calzada en
Málaga no pierde actualidad porque los clásicos están para eso, para no perder
comba. Aunque hayan leído, escuchado, visto y, quizá, ya estén saturados,
aunque seguro sin llegar al empacho del empacho catalán, vuelvo al asunto desde
otro lado. Verán. La tarde del sábado pasado, de visita en casa de un familiar,
Canal Sur emitía un programa en directo, un especial de Vaya tela. Lo presentaba el malagueño Enrique Romero, que a su vez presenta Toros para todos con su peculiar estilo de no parar quieto así lo
aten. Qué hombre. Este Vaya tela
especial –es un programa diario de chismes de mesa camilla impropio de una
televisión pública- fue dedicado a Chiquito, cuyo ataúd se expuso al público en
la Diputación de Málaga para que la gente pasara por allí para despedir al
admirado y reconocido humorista.
En el especial
de Vaya tela, con la cámara
cabeceando tratando de seguir de aquí para allá al presentador, que andaba y
desandaba el rinconcillo del plató con plasma de lujo, se hacían conexiones en
directo con el auditorio. En una de ellas se invitó al productor Tomás Summers, que catapultó a Chiquito
a la fama sideral que desde los 62 años lo acompañó hasta su último día, para
que hablara de él, de sus recuerdos, del comienzo. Pero hete aquí que de golpe
irrumpió, como elefante sin educación en una cacharrería, una señora que se
abrazó a Tomás con ahínco y determinación consiguiendo que el resto de cámaras
encendieran sus focos y la rodearan. Al despegarse, teatralizando los hipidos y
sorbiendo moquillos para reafirmar su dolor, se descubrió el pastel. No podía
ser otra que Paz Padilla. A la
mierda la entrevista con Summers sobre Chiquito. Vaya tela.
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