A la calle
(Artículo publicado el martes, 21 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
Hala, se acabó.
A la calle. A la puta calle. No hablo de Nicolás
Maduro, al que muchos venezolanos, y creo que más gentes del resto del
mundo, quieren ver ahí, en la calle, es decir, fuera del poder. El domingo se pasó la
segunda parte de la conversación que Jordi
Évole, para gloria de Salvados y
de La Sexta en cuanto a audiencia, mantuvo con él. Vi, y sobre todo escuché con
interés, los disparates que soltaba por su boquita coronada de mostacho el
señor Maduro, que pedía respeto para él, para su país, aunque escupía algo que
no admite matices, desprecio, intolerancia y la creencia absoluta de que
cualquiera que pueda discrepar es imbécil en sí mismo. A la calle. A la puta
calle, pero no, no me refiero a este político que aquí parece tan estrambótico
como nefasto. Me refiero a la patada que le ha dado la audiencia a otro
botarate.
Volvió a la tele
como el mesías que baja del monte para salvarnos del mal gusto, de la hez, de
la opresión, pero ha sido la audiencia la que ha señalado a Carlos Herrera la salida. TVE, que
creyó ver en él la gota que colmaba el vaso de la excelencia, también se ha
metido el rabo entre las patas y ha cancelado su programa basura ¿Cómo
lo ves? Desde el programa se pretendía que el público, España entera,
participara mediante una aplicación con la que la audiencia podía votar,
manifestarse, retratarse según lo que el espacio debatiera. Pero la gente no es
gilipollas, y no siempre se deja tomar el pelo con cuestiones tan ridículas,
necias, e impropias de una televisión pública como quién finge más en la cama,
el hombre o la mujer. De los 13 programas previstos en esta tacada sólo se han
emitido seis. Qué vergüenza, Herrera en la sombra. Venga, hombre, a tu casa.
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