Sin plan
(Artículo publicado el martes, 8 de agosto, en diarios de EPI PRESS)
Anoche, sin que
nadie sepa por qué, quizá cosa del calor, quizá desgaste inesperado de la
neurona de TVE, La 1 estrenó Lolita tiene
un plan. Lolita Flores no me cae
mal, lo digo rápido para despejar suspicacias, que un avinagrado comentarista
de filias y fobias muy acentuadas como servidor puede atesorar. Abandonó su
pertinaz lucha por la vida vendiendo la suya en las revistas de todos los
colorines, y se dedicó a otra cosa, como por ejemplo a trabajar, en televisión,
en cine, y en teatro. Coño con la Flores, tiene vena de sangre dramática. El
Goya a la mejor actriz revelación en 2002 por Rencor, la peli de Miguel
Albaladejo puede resumir lo que quiero
decir, aunque no me privo de mencionar su Praxágora de La asamblea de las
mujeres de Aristófanes, que puso en
pie el teatro clásico de Mérida en una actuación, se dice, memorable.
O sea, que la
señora tiene carrera, y madera. Su presencia en televisión con asuntos más
banales, ya de jurado, ya imitando a otros, ya de lo que le echen, no añade
casi nada, pero tampoco resta. Ahí está la gran Concha Velasco, que ha hecho de todo en la tele, desde su
insuperable Teresa de Jesús –ya
quisiera Marian Álvarez, que también
púsose el hábito pero no la hizo, ni por asomo, monja, llegarle al cuero de sus
sandalias- a otros encargos menos luminosos, incluso de mera supervivencia,
pero siempre los ha hecho con la dignidad de las grandes. ¿A qué viene tanto
rollo, si aún no he hablado de Lolita
tiene un plan, que es de lo que trata esta pieza? A dejar claro que el
programa de anoche tiene un fallo garrafal, que no es Lolita. Se trata de una
espinilla que tenía la pública con En la
tuya o en la mía, que presentaba el gañán Norberto Osborne –fobia, está claro-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario