75 euros
(Artículo publicado el sábado, 5 de agosto, en diarios de EPI PRESS)
Disfruté mucho
hace unas noches viendo la quinta entrega de la tercera temporada de Maraton man, es decir, el simpático y
jovial Raúl Gómez, programa entre el
deporte, la aventura, el viaje y el respeto por otras costumbres y culturas que
emite los martes en abierto –bueno, luego aclaro-, la cadena de Movistar, o
sea, Cero, o sea, #0. El capítulo estuvo dedicado a una de mis debilidades,
Marruecos, en concreto a la zona sur del país, la que más me apasiona, la bella
por dura y emocionante del desierto, las dunas, los ríos y los valles que
atraviesan, las ciudades de barro y las kasbash más hermosas, unas en ruinas,
otras, en perfecto estado de revista para el turista, como la de Ait Ben Hadu,
muy cerquita de Ouarzazate, la ciudad que se va convirtiendo, de forma pomposa
pero cierta, en “el Hollywood africano”, o algo parecido.
Raúl Gómez quiso
saber los secretos del corredor en ambientes hostiles, y las dunas o los
pedregales del desierto lo son en carne viva. Nadie mejor que el atleta
marroquí Lahcen Ahansal, ganador 10
veces de la Maratón de las Arenas, para recibir esa clase magistral, y por eso
corrieron por el desierto de Erg Chebaba. Lo malo, lo peor, lo que no sé si
podré mantener –y tampoco cuántos lectores- es lo que me pide Movistar este mes
por el servicio llamado Fusión –internet, llamadas de fijo y móvil, y #0, con
los mejores programas de la tele, sin duda-. Empecé pagando 60 euros, luego 70,
y ahora, sin consultarme, sin firmar nuevo contrato, de forma unilateral, por
mucho que vendan la moto de que me han mejorado los megas, los gigas, los
bíceps o los tríceps, sin yo pedirlo, me cuelan 75 euros. ¿Me lo explican? ¿O
habrá que ir dándose de baja?
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