Qué
pasión más grande
(Artículo publicado el domingo, 16 de abril, en diarios de EPI PRESS)
Unos días antes de esta
semana de vacaciones me enviaron un mensaje de Whatsapp, que quizá usted mismo
haya recibido, en el que se veía a un joven desnudo con un cuerpo espectacular
en una posición que nuestra memoria iconográfica sólo relaciona con la que se
ha difundido en la historia del arte, pintada o esculpida, de la muerte de
Jesús en la cruz. El joven, con los ojos entornados pero sin asomo de dolor,
muestra su sexo sin taparrabos, un sexo glorioso, un falo de no te menees, pero
en estado natural, no excitado, es decir, fresco y voluptuoso. Y sobre su
escultural cuerpo en cruz, sobre un inmaculado fondo blanco, la leyenda
picante, la frase que lo explica todo, la frase que le da la vuelta a la imagen
y hace de ella o un chiste o una ofensa provocadora. Ya mismo, semana santa, se
lee en el mensaje. Creo que esa imagen resume a la perfección la relación de
este país con la religión. Estos días, de nuevo, una vez más, la televisión se
ha vuelto majara llenando nuestras pantallas de procesiones, nazarenos, velas, humo,
vírgenes con sus lagrimitas perladas y cristos llagados pero tapándose lo de
abajo con trapos para ocultar el pitillo y el culo. La 1 de TVE ha repartido a
sus reporteros por Valladolid, Toledo, Cartagena, o Sevilla, donde Diego Velázquez, no el pintor sino el
periodista, se ha convertido en uno más de la familia hablando de la
aglomeración procesional y de lo cara que está la vida del turista que alquila
balcones para no perder ripio. Los informativos han hablado del tiempo y de la
ocupación hotelera al mismo nivel que de este exceso de hombres, mujeres y
niños que se echan a la calle disfrazados con sus túnicas y sus capirotes de
penitentes. La religión es un festival económico y social que se vive en estas
fechas como esos pueblos que participan en representaciones multitudinarias
recreando momentos destacados de su historia. Un teatro.
Franco y la cruz
El acarreo de estatuas ha
sido incesante, agotador. Por sacar, se han paseado hasta los despojos de José María Ruíz Mateos para que les
hagan la prueba de ADN y ver si, como dice Adela
María Montes, es otra hija del Que
Te Pego Leche pero fuera del sagrado matrimonio. Susana Griso en Espejo
público lo contó como si de verdad se tratara de lo que quizá sea, otro
caso más de esa hipocresía racial que con un pie se va de putas y con el otro
acude con la señora a misa de doce. Y afloja la guita, que es lo que le importa
al cura y a la factoría que ampara este disparate santo. En Andalucía juro por
las monedas de Judas que es el delirio, que Canal Sur parece una fábrica de tortura,
y que no hay escapatoria. Así que, con el permiso de los más quisquillosos,
echémosle a la cosa un poquito de coña. En La
Sexta Noche habla Iñaki López
con Darío Adanti, de la revista
Mongolia, y echan unas risas. Después de algunas reflexiones hablan de la
última portada de la revista, muy, pero que muy apegada a la actualidad. Se ve
la figura de un Pantocrátor que tiene truco. Una mitad del rostro es de hombre.
La otra, con sus finos labios pintados de carmín, es de mujer. La mano de la
mujer, bendice. La del hombre, en vez de los evangelios, sujeta el autobús de
la risa de la organización ultra que nos dio la tabarra hace unas semanas. Por
tanto, es un dios hembra y macho, o sea, que puede tener pene y vulva. Que no
te engañen, se lee abajo a modo de titular. Se ha puesto de moda estos días
hablar de los límites del humor. Se atropellan las opiniones en la pantalla, y
en todas las cadenas. Por traer a alguien que habló de iglesias y curas, y
jerarcas y moral, y quisquillosos y ofendidos en cuanto la brisa les levanta la
sotana, cito a Javier Sardá, que
dijo que le ofenden muchas cosas que se dicen en los púlpitos y no por eso va
al juzgado de guardia –al hilo de la denuncia a Dani Mateo y Wyoming admitida
a trámite a cuenta de la cruz de los caídos que “Franco quiso que se viera de
lejos porque quién va a querer ver esa mierda de cerca”-. También Gaspar Llamazares, pero sin
mariconadas de humor ni puñetas, más serio que un ajo, hablando de la iglesia,
recordó en Las mañanas de Cuatro, en
el pistoletazo de salida de la declaración de la renta de este año, que la
Conferencia Episcopal destina
a Cáritas 8 millones, y a su tele, 13tv, 10. El político dice que eso muestra
las prioridades de la jerarquía católica.
Loco mundo
Ante este batiburrillo, lo
mejor, como dice El Jueves a través de Change.org, es pedir al Gobierno que se
prohíba la Semana Santa. Múltiples y razonados puntos se tienen en cuenta en
tan oportuna petición. Está claro que lo de no comer cerdo en viernes santo es
una imperdonable cesión al lobby vegano, paso previo a la islamización de
Ess-paña. Por si fuera poco, las procesiones obligan a los niños y adolescentes
en formación a contemplar a varones sometidos a torturas tan violentas como
sanguinarias y, oh, dios mío, llévanos contigo, en pelotica viva, desnudos,
exhibiendo unos cuerpos lanceados, sí, pero, mmmmm, vaya pechitos, algo que
puede distorsionar el correcto desarrollo de la heterosexualidad en tan tierna
edad. Además, la Virgen María, sin méritos propios, por el solo hecho de ser
mujer, es adorada. O sea, es una tradición feminazi que hay que cortar de raíz.
Con esta petición de El Jueves cerramos la ventana, que te descuidas y se te
llena la casa de cánticos de beatas cantándole al resucitado. Un momento, a
ver, ¿existen entonces los límites del humor?, se pregunta David Broncano “como cómico y como persona de Jaén” en Loco mundo, su programa de #0. La
respuesta es no, decía. Y mi mensaje, continuaba el de Jaén, es claro. Si un
chiste os ofende, que os follen. De todas formas, como decía el mentado Adanti,
le ponen límites al humor, ¿pero quién le pone límites al drama? Bueno, matiza
Broncano, el único límite del humor es Mahoma. Porque te matan y se acaban las
tonterías. De forma si se quiere poner límites al humor, que nos maten, acaba el
de Jaén. Ay. Mientras hablamos de estas chuminadas, Rato y otros gorriones están en la calle, libres como el viento. Qué
semana más apasionante.
La guinda
Desechos
Dicen las crónicas que la lista de los Supervivientes se ha cerrado en la
factoría de las mejores grasas saturadas y nocivas del mercado –ya saben, acaba
una camada y empieza otra-. Pero dicen que la presencia en la isa de la
esperpéntica Leticia Sabater
peligra. No sé muy bien, porque no paré de reír, y llorar, todo he de decirlo,
al enterarme de que se fue a urgencias chillando de dolor de labios… ¿Acabará
la silicona con la monstrua?
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