Jugando
con las estrellas
(Artículo publicado el domingo, 26 de marzo, en diarios de EPI PRESS)
Es la bomba, una algarabía que no cesa, es el Chiquito de la Calzada del humor, es el
anuncio del dentífrico que te pone los piños más blancos que la cal, es la
ternura en plan carne viva, es todo eso y mucho más, es La 1, es el sábado
noche, es Jaime Cantizano y es Jugando con las estrellas, ay, qué risa
más tonta. No lo estoy explicando bien. Que lo haga el presentador, que para
eso le pagan. Jugando con la estrellas
es famosos que se quedan con el culo al aire ante las verdades que cuentan los
peques de la casa. Las intimidades, comportamientos, manías, lo cuentan todo, y
ya sabemos que los niños siempre dicen la verdad. Pero, sigue el presentador
con los dientes chorreando cal, ¿merece la pena tanto esfuerzo? Sí, se contesta,
porque ellos vienen a conseguir dinero para la ONG que hayan elegido –o sea,
que Jugando con las estrellas por
tener tiene hasta su poquito de solidaridad-. Pueden ser… silencio dramático,
expectación máxima, más de 10.000 euros para esa ONG, y mientras lo dice eleva
el tono de la voz como el político eleva el tono de la voz para cerrar la frase
–y beber agua- indicando al público que es ahí donde hay que aplaudir, gritar,
quizá rugir. O votar. Como este domingo, ya sin tonterías del tipo “no toca”,
“estoy en Andalucía y esa es mi prioridad”, “no tengo más ambición que la de mi
tierra”, “quiero un PSOE unido –tras meterle cuchillitos en los ojos-”, como
este domingo, digo, saldrá a la pista Susana
Díaz para presentarse a las primarias de su partido, que también ha
iniciado su particular Jugando con las
estrellas –Pedro Sánchez, Patxi López, y la mentada, muñequita
con su leco de andaluza que exagera el tono y los dejes como una tonadillera que
mueve sus manitas y sus labios al son del viejo zorro Felipe González, esa señorona que fuma puros, pasea su vesania en
yate y compite con Aznar a ver quién
suelta la majadería antisocial más gorda, que las señoronas de derechas se
ponen resabiadas a ver quién se lleva al catre al primer Vargas Llosa que se tercie-. Con estrellas así no hacen falta niños
en el plató.
No,
hombre, venga
Una estrella que no puede faltar en esta página
porque el tipo se lo curra con ardor más que guerrero es Mariano Rajoy. No me negarán que no es una criatura nacida para
esto del entretenimiento. Lo mismo podía estar en lo de Jaime Cantizano que en lo nuevo de Jorge Javier, ese viejísimo producto que ahora emite Telecinco la
noche del sábado diciéndole que es de Luxe. Ningún programa es de lujo si
aparece Sánchez Dragó. No hay
programa de lujo donde esté Jorgeja, lo produzca La fábrica de la tele, lo
emita la cadena gorda de Paolo Vasile,
y trate de resucitar a la momia pestosa de La
noria, gran hermana del periodismo cutre que sustituye a Belén Esteban y a otras maris de Sálvame por polemistas profesionales,
dispuestas a ocupar la trona de María
Patiño y la de Mila Jiménez en
nombre del debate serio si esas polemistas son Pilar Rahola y Paloma
Zorrilla, las Eduardo Inda y el Paco Maruhenda del negocio sabatino. La
feligresía más adicta de la casa quiere ginebra de garrafa, agarrones de
verdad, sangre y vísceras, así que no me venga Lucía Bosé con sus pelos azules poniéndose intensa ya que no hay
dios que aguante tanta hora de televisión que aspira a los buenos modales pero
con los albañiles de siempre. Pero insisto, en cualquiera de los espacios
mentados quedaría bien la presencia del presidente del Gobierno. Está tardando Javier Cárdenas en hacer del vídeo de
Mariano contestándole al periodista de la BBC un vídeo viral. Es muy grande
este hombre. En Hora punta daría el
campanazo. En El Intermedio, y sin
manipular ni puñetas, levantaría al público del plató y dejaría tirado en el
sofá al de casa. Sólo a un lumbreras como a Rajoy se le ocurre contestar,
cuando el periodista británico Nick
Eardley le pregunta sobre el Brexit, “Bueno… No, hombre, no vamos a tener…
venga”, saca media lengua, señala con la mano a otro periodista y hasta luego,
Lucas. Este hombre sabe de qué va esto.
Yo, yo,
y yo
Y en este cielo
estrellado de clásicas glorias irrumpe un niñato, el cocinero David Muñoz, marido de Cristina Pedroche. Se hace llamar Dabiz,
con b y con z, qué pasa, tío, y no necesita a nadie para jugar con estrellas
porque él es la estrella, la única del firmamento. Él sólo juega consigo mismo.
Volvió a Cuatro esta semana con el El Xef -no dice chef sino xef, no llama a su
restaurante Diverso sino Diverxo, no firma como David sino como Dabiz- y
demostró que su ego ha seguido engordando tanto como su negocio, que ha abierto
sucursal en Londres, tal como se vio en el estreno de la segunda temporada.
David Muñoz es tan original, tan dios, tan de todo, tiene un ego tan cebado
porque así son los niños terribles, que se embola en un programa donde se
ensalza la alta cocina, la cocina de autor, el refinamiento culinario, y luego
te das cuenta de que tal programa está patrocinado por una marca reina de
cocina basura, de cocina de rancho, puaff. Para promocionar su vuelta, el
cocinero canalla, el cocinero malote, el niño divino, se pegó tatuajes en su
lomo, se puso dientes postizos de metal dorado,
se pintó los ojos con maquillajes de bufón de barrio, en fin, que él no
juega con otras estrellas porque la única de su firmamento es él. Reconociendo
su capacidad de trabajo, sus arreos para la lucha, me empacha. El ego de
algunos es más pesado que el hígado de pato en vena. Pero hay veces en que el
ego está más que justificado. Vean si no el polvo levantado por Risto Mejide cuando el martes, ante la
final de Got talent, abandonó el
plató cuando vio que llegó hasta ella El Tekila, estrambótico señor que
representa la entronización no del talento sino de la payasada, para
humillación de los verdaderos talentos. Edurne,
Jorge Javier Vázquez y Eva Hache son cómplices de esta burla.
Se empieza así y tenemos a Rajoy
como presidente, vino a decirle Risto a Santi
Millán, presentador de Got talent,
que lo persiguió por los pasillos al estilo Sálvame
cuando sus divas dan la espantada. Hay juegos con estrellas que son muy
peligrosos.
La guinda
Censura
Me da igual lo que haga un ciudadano con
su vida privada siempre que no afecte a otras personas si éstas no quieren,
faltaría más. Pero si el ciudadano es el rey de España, y en su momento el Jefe
del Estado, como Juan Carlos de Borbón,
los asuntos de cama son de interés público y TVE no puede ocultar esa
información como viene haciendo con el último escándalo real de unas
grabaciones amorosas del bragueta brava Borbón.
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