Máxim
(Artículo publicado el sábado, 9 de junio, en diarios de EPI PRESS)
Pues sí, es
verdad que suena raro, es verdad que se pueden hacer chirigotas, es verdad que
del gobierno de Pedro Sánchez su
nombre podría chirriar, es cierto que todo eso es cierto. ¿Por qué el nombre de
Máxim Huerta ha provocado tanta
polvareda, quizá la única polvareda de un Gobierno que ha dejado con la boca
abierta a la mayoría, incluso a la oposición, que ha tenido que hacer esfuerzos
para oponerse con palabrería hueca y sobreactuaciones, como las del siempre
exagerado Rafael Hernando del PP?
¿Por qué? ¿Por qué Máxim Huerta como ministro de Cultura ha sido el más
cuestionado? Hago una reflexión. Margarita
Robles, flamante ministra de Defensa, viene de la judicatura. La jueza, o ex jueza, no ha cogido un fusil
en su vida –permítanme la chocarrería-, y que yo sepa nada tiene que ver con el
mundo marcial. Pero, como pasó con Dolores
Cospedal, que tampoco era militar, nadie la ha cuestionado.
Insisto. ¿Por
qué se rechaza o al menos ha generado comentarios de mofa y retintín si se
trata de Máxim Huerta, escritor y periodista, como ministro de Cultura? Podría
decirse como también se ha leído en las redes en tono irónico, “un escritor,
ministro de Cultura, ¿qué será lo próximo? Parece claro. Máxim Huerta en la
cartera de Cultura ha generado tanta controversia y perplejidad porque viene
del mundo de la tele, viene de programas informativos, y también del
entretenimiento al lado de Ana Rosa
Quintana. En lo suyo es una reina, pero en el mundo cultural -¿y
cultureta?- el desprestigio de la televisión es evidente, y Máxim Huerta viene
de ahí. Esa es la clave. No hay otra. Dejémoslo trabajar y ya veremos. Por
cierto, Pedro Sánchez ha noqueado incluso a los propios. Ole y ole.
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