Brangelina
(Artículo publicado el jueves, 30 de junio, en diarios de EPI PRESS)
Son los Brad Pitt y Angelina Jolie del periodismo patrio. O lo parecen. Creo que sin
decir nada ya sabe usted de quién estoy hablando. Hablan de periodismo como se
habla de una religión, de una patria, de un sentido de la vida. Hablan de
periodismo como si ellos fueran el periodismo hecho carne, una con más grasa,
la otra más escurrida. Ellos son la pareja más activa en la pantalla. ¿Estoy
hablando del señorito Carlos Herrera
y la insufrible Mariló Montero?
Herejía. Ni para cronistas en revistas de chismes sirve este dúo de titiriteros
del periodismo comparado con ELLOS. Por separado te envuelven en un halo de
pasión, de gusto por el contraste, por el rigor sin fisuras, por el asco a todo
lo que no sea datos, datos, datos, “que la conclusión es de ustedes”, dice la
señora. Pero si van juntos, bueno, si van juntos son la repanocha, el no va
más, el orgasmo cósmico.
Ya está, lo
tengo, dirá usted chasqueando los dedos. Ana
Rosa y Joaquín Prat. ¿No se
puede comparar más bajo? Creo que no me he explicado bien. Son los Brangelina,
coño, del periodismo catódico. Pues claro. Antonio
García Ferreras y Ana Pastor.
Estos días de estruendo político y resultado carnavalesco y, sobre todo,
fallero –en Valencia el PP, organizado como una gran familia siciliana, gana dos
diputados más- han paseado por el plató de La
Sexta Noche promocionando el especial Elecciones del domingo, un espacio
donde Ferreras daba paso a “Pastor, adelante con los datos”, y Pastor daba paso
a “Ferreras con el análisis y el pactómetro”. ¿En casa también son Pastor y
Ferreras, o los PERIODISTAS no tienen vida privada y eso ni siquiera se supone?
Y sobre todo, ¿Ferreras siempre lleva puesto el mono de trabajo, chaqueta y
camisa negra?
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