Insulto
(Artículo publicado el domingo, 10 de julio, en diarios de EPI PRESS)
Ni puta gracia
ver a Santiago Segura –tenía que ser
él el que coronara la payasada- disfrazado de albañil en la última cagada que
se ha inventado TVE, Trabajo temporal
–miércoles de madrugada-. Verlo en ese trabajo tan durísimo es un insulto a
tanto paleta, yesero, o carretilla que se gana el jornal subido al peligro de
un andamio, sofocado por el vapor del yeso en espacios cerrados, o manejando
hormigón para encofrar edificios. El trabajo es algo tan serio y fundamental, tan
necesario, que hasta en la Constitución se le nombra como derecho. No me vengan
con pamplinas convirtiéndolo en espectáculo indecente, que lo es aunque su
intención sea la inocente ingenuidad de ver a famosos trabajando en lo que no
trabajan –Ángel Llácer como
ganadero, también en el primer programa, Concha
Velasco como panadera, o Ana Obregón
como camarera de pisos-.
¿Cuántos meses
tiene que trabajar un albañil para llevarse la pasta que el amiguete menos
amiguete de la tele se ha embolsado por ese día de, oh, fatigosa grabación? Me
importa una cagarruta de nutria lo mal o bien que pone ladrillos Santiago
Segura. Al tipo también le importa un truño. Él se ha llevado un pastizal por ese “trabajo
temporal”, otra dolorosa ironía, lo único serio del programa al retratar, por
supuesto sin querer, que al PP no se le traiciona desde TVE, una España que
sueña con un trabajo, aunque sea temporal, pero de verdad, un trabajo por el
que te dan una miseria, echas horas como si no hubiera un mañana, sabes que
aunque cobres a fin de mes serás un trabajador pobre, y sabes que ese trabajo
conlleva una pérdida de derechos laborales que a nadie, a estas alturas del
nuevo orden diseñado, se le ocurre reivindicar. Ríete ahora, Santiaguín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario