viernes, 9 de enero de 2015

Maldeojos. Vergüenza



Vergüenza
(Artículo publicado el jueves, 8 de enero, en diarios de EPI PRESS)

      La noche de Reyes en La 1 empezó fuerte, como el heraldo de lo que vendría después. Apuntaba maneras desde que se inició la retransmisión de la cabalgata por las calles de Madrid. Sandra Daviú y Roberto Leal con sus comentarios de gacha y miel, como si se dirigieran a zumbados en vez de a gente con cabeza, brillaron comparados con lo que nos esperaba enseguida. El Telediario, fiel a su irrenunciable apuesta por el agravio y la afrenta, volvió a hacer referencia, en conexión directa, a la cabalgata y a sus majestades, y hasta hubo tiempo de escuchar las sandeces del señor disfrazado de Melchor. Una tele pública no merece tanto despropósito. Pero lo gordo vendría luego, después del especial de Los Morancos. Me esperaba lo peor con sólo saber el nombre del programa, Reyes y estrellas. Y no me defraudó.

       Infame es poco para definir ese truño. Lean. Contó con Carlos Lozano, con Mar Saura repeinada como lo hacía hace décadas Loreto Valverde, contó con Luis Rollán, señor abducido por los rayos uva con cara de repipi altivo, contó con niños repipis sacados de concursos horteras de la tele, contó con escenografías bochornosas y ballets delirantes, con músicas de mentirijilla, y hasta con su Baltasar pintorreado de betún, como quiere el gilipollas del mes Juan Manuel de Prada, que dice que los que pidan negros de verdad para las cabalgatas se lleven a sus casas a los que saltan la valla. Qué malo este católico de pedernal, coño. Reyes y estrellas contó hasta con su Paquirrín. Y para demostrar que era una gala para los niños, el insulto y la provocación acabó a las 2’30 de la madrugada. La culpa no es de José Luis Moreno, es de quien lo llama.

Una imagen de la gala Reyes y estrellas, que firmó José Luis Moreno para La 1. Era una gala pensada, sobre todo, para el público infantil, pero hasta eso fue un despropósito. No sólo no eran contenidos adecuados para los nenes, por mucho que salpicaran el guión con actuaciones de niños prodigio salidos de programas de televisión, sino que la cosa acabó sobre las 2'30 de la madrugada.


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