Las
gallinas
(Artículo publicado el mnartes, 20 de enero, en diarios de EPI PRESS)
Se puede llamar Guillermo Sola –primera entrega de Urbanitas por el campo, La 2, los
domingos, 8 de la tarde-, o la risueña Margarita
Álvarez, ejecutiva muy preciada en el mundo de los recursos humanos –espero
que no sea por su talento a la hora de despedir a la gente para engordar las
cuentas del jefe-. El programa la saca de Madrid, de su oficina, y la lleva a
Manzaneque, Toledo. Para trabajar con Juan
Julián Sánchez, que regenta una explotación de gallinas ponedoras. La ponen
a barrer el suelo del comedor de la guardería de polluelos. La gracia, supongo,
está en ver a la alta ejecutiva con la escoba en la mano. Luego la ponen a
pesar gallinas. Ah, se hace la sorprendida, ¿pero es que voy a trabajar de
verdad? Confiesa algo que me llegó al alma, que jamás había tocado una gallina.
Qué pena, pensé. Y también pensé si esta simpática señora sería de las que
creen que los huevos nacen en las estanterías de las tiendas.
De hecho, ella
misma, a cámara, dijo que a partir de ahora será distinta la sensación cada vez
que compre huevos. Luego la trasladan a Horche, Guadalajara. La espera el
apicultor Goyo Martínez, que le
enseña el proceso de la miel desde la colmena al tarro. Por último la recibe el
viticultor Julito Mendoza, que la
pone a vendimiar como una rumana más, de pacotilla, claro. En el fondo, lo que
vi es un extraordinario reportaje sobre los alimentos de calidad que se
producen en España con el apoyo de la dirección general de Agricultura y
Desarrollo Rural de la Unión Europea. Cada semana, una comunidad, un invitado,
unos productos distintos. No es mala idea, a ver si poco a poco, como cosa
obligatoria, nadie muriera sin tocar una gallina.
Margarita Álvarez, una de las urbanistas que visitaron el campo. La mujer que no había tocado nunca una gallina. Qué putada. Eso sí, en sus manos está hacer el trabajo sucio de los popes de grandes empresas poniendo de patitas en la calle a los trabajadores sin que los empresarios vean, sufran, o padezcan el sufrimiento que generan. Es una alta ejecutiva de recursos humanos. |
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