Divinas
en el FesTVal de Vitoria
(Artículo publicasdo el domingo, 14 de setiembre, en diarios de EPI PRESS)
Mi primo Jorge Javier Vázquez, como siempre,
haciendo amigos. Hace unos meses, como recordarán los morbosos lectores,
estuvimos a punto de cerrar tratos y llegar a íntimos conocimientos, pero al final
él hace su vida y yo la mía. Escribí aquí cosas muy feas de él, pero él,
baqueteado de puyas y malas palabras, en vez de ignorar a este capullo va y
dice que le doy morbo porque no soy tan feo como esperaba de alguien que
escribe cosas tan horribles, las propias de un resentido amargado. Y aquí
enlazo con mi otra prima, la eterna, la mítica, la momia arrumbada, la estulta
extremeña, la mari que se creyó diosa, la cursi más cursi de la tele, la repipi
idiotizada por su ego, ELLA, Isabel
Gemio. A su cuello, por decir mucho menos de lo que yo dije, se ha tirado
Jorjeja por si a la dama se le ocurriera volver a criticarlo por el premio del
FesTVal de Vitoria, nada menos que el Joan Ramón Mainat. Que si está acabada,
que si es un coñazo, que si está en decadencia, o que si no la quieren en
ninguna televisión. Con estas perlas se despachó el presentador de Sálvame, cuyo premio, según la dirección
del festival de Gasteiz, lo merece por “su espontaneidad ante la cámara, su
dominio del plató, su carisma y la cercanía que transmite al televidente, la
versatilidad de la que hace gala en distintos programas, y la arrolladora
personalidad que lo hace único”. Cuando la semana pasada, en Vitoria, pisaba la
alfombra naranja del festival con sus labios un poco apretados, como él tiene
costumbre, pero sin llegar al gesto de divina devenida de Mario Vaquerizo, ese espantajo de criatura, tuve a Jorge a medio
metro, pero ni me revelé ni se coscó. Él iba a recoger su premio. Yo, como
miembro del jurado, a disfrutar de la gala, un año más, que escribe, dirige y
presenta Luis Larrodera, un tipo que
lleva el espectáculo en la taleguilla. Y en la cabeza.
Luis Larrodera en un momento de la gala de clausura del FesTVal 2104. La cantante Angy se prestó a las locuras que le propuso el cerebro de un espectáculo que se consume sin respiro, sin darte cuenta. Gran Larrodera. |
Desde mi asiento
veía las reacciones de asombro de gentes acostumbradas a ver galas, hacer ellas
mismas programas de entretenimiento –Juan
Ibáñez y Damián Mollá, Trancas y
Barrancas-, y conocer muy bien las claves del espectáculo en directo. La
televisión es más cosas, pero también espectáculo. La gente que va a Vitoria se
entrega a la causa. He compartido con caras muy populares en el hotel Lakua el
vestíbulo, bar, ascensor, comedor, misma planta, y hasta la pared medianera de
nuestras habitaciones, y por tanto, desde ese observatorio anónimo de
privilegio, certificas y compruebas que los gilipollas lo son en la tele y en
la vida real, que el engreído lo es en el plató y tomándose un café, que los
mediocres suelen ser los más afectados, y que los grandes apenas hacen ruido
aunque su sola presencia es tan imponente que sólo necesitan estar. Lluis Homar es uno de ellos. Pedro Alonso –los dos, junto a Yon González y Blanca Romero, protagonizan la nueva ficción de Bambú para Antena
3, Bajo sospecha, con excelente
pinta- no necesita ser la Ana Obregón
de la farándula, la que acude a El
hormiguero y, confundiendo ser graciosa con ser vulgar, suelta en cuanto
tiene delante a Pablo Motos que “me
he corrido nada más sentarme”. La megaestrella lo dijo con sus nuevos labios, rellenos
de mantequilla de silicona, como sus mejillas, remozadas hasta las trancas, y
barrancas, formando un todo repelente y asqueroso. Desde Alberto Chicote a Paloma
Gómez Borrero, desde Loles León
a Juan y Medio, desde Susana Griso, encantadora y elegante, a
Jordi Évole, todos son estrellas
pero casi nadie ejerce de divina. Es más, cuando se está en un comedor, de lo
único que hay que ejercer es de comensal, como hizo el equipo de Águila roja, que se tiró al vino y a la
cerveza, y a la merluza y al bacalao, como jamás lo hicieron en el mesón de mi
tocayo Cipri –Santiago Molero-. Me
callo por vergüenza los nombres, pocos, de algunos trastornados que ni ante un
plato de jamón ibérico cuelgan el personaje.
Yon González, uno de los protagonistas de Bajo sospecha, que emitirá Antena 3 en este trimestre, firma autógrafos apoyándose en el cristal de las puertas del hotel Lakua. |
Chabelita y Ana Botella
Me llamó la
atención ver a Francisco Javier Cuesta
Ramos, el aficionado herpetólogo conocido en la tele como Frank Cuesta, hacerse la alfombra
naranja disfrazado de Frank Cuesta,
incluso de Wilkd Frank, -Discovery
Max- es decir, gorrita con la visera hacia atrás, camisetita, y mochilita a la
espaldita, y para que no faltara de nada, él, que lleva meses hablando de su ex
mujer en una cárcel de Tailandia, se pone salvaje cuando los medios le preguntan
cómo van las cosas de ella y él se retuerce como una bicha loca. Estos recién
llegados dan mucho juego. Otro que se creyó que el mundo lo perseguiría hasta
debajo de las piedras fue Antonio Orozco,
esquivo, escondido detrás de sus gafas horteras y una sudadera imposible, con
un pantalón corto que le hacía el culo cagado y fofo. O es tímido o gilipollas.
Pero si hasta va con un chulazo para que le lleve la maleta y le espante a la
chiquillería. ¿Estaré en la sétima edición del FesTVal hablando de María Isabel Pantoja Martín, Chabeli Pantoja, Isabel II, Isa, Chabelita o, como sería lógico, la hija
de Isabel Pantoja, sin más? Lo digo
porque esta señorita es fiel reflejo de nuestra sociedad, la del libre mercado
salvaje. Esta niña es una perfecta ignorante, basta, inculta, tal vez excelente
limpiadora de clínica dental, carne de polígono, pero una televisión con
licencia de explotación nacional la premia con más de 7.000 euros al mes por
salir en una payasada llamada Yo soy Isa, donde la hermana de Paquirrín demuestra que, como Ana Botella en la alcaldía de Madrid,
no es la mejor, no se entiende lo que dice, la han puesto ahí para reírse y
hacer audiencia, pero le conviene a Telecinco, que contrata a quien le da la
gana, no al más preparado, como la del relaxing cup of café con leche. A ambas las puso el
mercado y el mercado se las llevará. Sin miramientos. Puede que Chabelita un
día comparta ascensor conmigo en Vitoria, pero para entonces, como divinas, nos
entenderemos con una mirada. Cuanto más mediocres, más altivas.
Cuánto drama hay en esta foto, cuánta desgracia, y cuánta pamema. La señorita María Isabel Pantoja Martín se ha convertido en una estrella. Tal vez el año que viene, tras revolucionar la pantalla, nos encontremos en Vitoria, y entonces nos reconoceremos al instante. |
La guinda
¿Pezqueñines? No
Supongo que
recordarán aquella eficaz campaña institucional de mediados de los 80 cuyo
objetivo era evitar la pesca, distribución y consumo del pescado sin tener, al
menos, la talla adecuada. Sé que es difícil luchar contra cumbres televisivas
como Pequeños gigantes –Telecinco,
con Jesús Vázquez- y Tu cara
me suena mini –Antena 3, Manel
Fuentes-. Pero hay que intentarlo. ¿Pequeñines? No, gracias.
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