Maldeojos. El beso

El beso

(Artículo publicado el jueves, 5 de febrero, en diarios de EPI PRESS)

       Lo nunca visto. Francisca Montenegro y Raimundo Ulloa, es decir, María Bouzas y Ramón Ibarra se dieron un beso. Como suena. Puente Viejo celebró el lunes los 1000 años del nacimiento del pueblo, y los guionistas, para que la audiencia entrara en calor, celebró con ese beso de amor atormentado el capítulo 1000 de la serie vespertina de Antena 3. Gran día. Gran éxito. Van cuatro años de éxito ininterrumpido. El secreto de Puente Viejo es la tercera serie española más longeva de la historia. Es fácil meterse en su trama por muchos motivos. Todo lo que ocurre parece cierto porque, como se dice en El Quijote hablando de realidad y ficción, para que algo parezca verdadero, sobre todo en el folletín, ha de ser verosímil. En El secreto de Puente Viejo lo es.

      Lo son los actores, todos impecables, desde el que tiene más protagonismo al que tiene un papel menos visible. Lo es la ambientación, los cálidos decorados, la iluminación, cargada de matices y claroscuros, la ropa de los personajes, los subrayados musicales, todo forma parte de una orquestada sinfonía cuyo resultado es un trabajo extraordinario que dignifica al medio, la cadena, y a la audiencia, que se distingue de manera llamativa de otra que a la misma hora elige en la competencia un entretenimiento chabacano y tan simple como un gargajo. No sé si Aurora Guerra, mamá de la criatura al frente del equipo de guionistas, pensó que El secreto de Puente Viejo sería tan longevo y llegaría a un puñado de países más, pero ahí está, revitalizando la industria y encandilando a los espectadores. Larga vida a doña Francisca, a veces tan humana que hasta besa de amor. 

Momentazo. El beso entre doña Francisca y Raimundo, la gran María Bouzas y Ramón Ibarra, sólo fue un espejismo en El secreto de Puente Viejo. El entretenido folletín de Antena 3 ha vuelto al redil de la maldad intrínseca de esta mala malísima, una tregua de apenas cuatro segundos en el capítulo 1.000 de la serie, toda una proeza que ha revitalizado la industria audiovisual.