Se fue. Hosni Mubarak se fue. El jueves por la noche, ante la pantalla de la tele, me quedé con la boca abierta escuchando el discurso del canallita apoyado por EEUU y Europa. Que no me voy, dijo, que seguiré al frente de la casa como un padre hace por sus hijos. El rugido en la plaza Tahrir no se hizo esperar. Al día siguiente, seguro de que alguien le tiró de las orejas, el dictador se largó a Sharm el Sheij, a tomar las aguas de sus balnearios. Sobrevoló en helicóptero la ciudad que bullía bajo sus ancas, y se perdió en el horizonte. ¿Para siempre? Era el día 11 de febrero de 2011.
Y aunque este blog sigue en pruebas, y añado y quito cosas en su configuración hasta que lo tenga como quiero, quiero dejar constancia de ese momento de gloria que estos ojos han visto. Un perro menos. Ah, en el Maldeojos de hoy hablo de él y de Teodoro Obiang, otro lagarto.
Y aunque este blog sigue en pruebas, y añado y quito cosas en su configuración hasta que lo tenga como quiero, quiero dejar constancia de ese momento de gloria que estos ojos han visto. Un perro menos. Ah, en el Maldeojos de hoy hablo de él y de Teodoro Obiang, otro lagarto.
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